Los tesoros sacros de la bien trazada juegan al escondite

S.F.L.
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Briviesca alberga en el interior de sus tres templos piezas exclusivas de gran valor. Muchas solo pueden verse en días concretos y otras tantas permanecen ocultas esperando a ser expuestas en un museo

Tríptico de la Adoración, de la escuela hispano-flamenca. - Foto: S.F.L.

Cuanto más rápido va el mundo, más aumentan las ganas de descubrir lugares de reflexión y tranquilidad. Las iglesias de Briviesca son más que un oasis de paz en medio del torbellino del tiempo. Conservan obras de arte de épocas pasadas y reúnen conceptos de sabios de varios siglos atrás. Abrieron sus puertas para visitarse hace años pero muchos de sus tesoros no se encuentran al alcance de todos.
La capital burebana se caracteriza a nivel turístico por tener varios edificios religiosos cristianos de importancia, como son la iglesia de Santa María la Mayor, que en su día fue Colegiata, la de San Martín y el conjunto monumental de Santa Clara, compuesto por la iglesia, el monasterio, la casa solariega y el hospital.

Todos ellos albergan piezas sacras de gran valor que pueden apreciarse en cualquiera de las visitas guiadas que ofrece la Oficina de Turismo. Otras sin embargo, se encuentran fuera del alcance de vecinos y turistas a excepción de fechas muy señaladas y forman parte de las fortunas ocultas entre las paredes de los templos.
Existen varias composiciones que no se ven habitualmente porque permanecen guardadas al no disponer de un museo de arte sacro. La Custodia de Amberes, que se saca en procesión el día del Corpus Christi, relicarios, varios cálices o múltiples tallas que salen en procesión en Semana Santa.

En la iglesia de San Martín hay un púlpito muy interesante que guarda una sorpresa. En el centro aparece grabada una imagen que representa la escena de la Anunciación. Dos o tres días antes de ese día, que se celebra el 25 de marzo, y dos o tres después, entra una luz por una de las ventanas del templo y la imagen se ilumina. «Se trata de  una curiosidad que muy poca gente conoce», afirma el cura.

El largo proceso de la construcción de la parroquia hace que convivan en ella varios estilos artísticos:  el gótico tardío, trazas y remates renacentistas y el barroco del retablo central. En la Capilla del Carmen se encuentra un Cristo del siglo XVI muy venerado por los briviescanos.

La iglesia de Santa María data del siglo XIV y se convirtió en la primera de las cinco colegiatas de la diócesis de Burgos y en una de las mas antiguas de España. Desde 1983 es Monumento Histórico Artístico Nacional y permaneció veinte años cerrada al culto. En su interior destaca el retablo de Santa Clara, tallado en madera de nogal y el altar mayor. Las pinturas murales de la Capilla del Sagrario, situada en la parte trasera del retablo principal, presentan un alto estado de deterioro. «Tenemos el propósito de restaurarla pero hoy en día es imposible porque requiere una gran inversión», afirma Julián Galerón, el párroco de Briviesca.

En Santa Clara no se celebra misa y solo puede verse con guía. El retablo que alberga en su interior, considerado la ‘joya de Briviesca’ tallado en madera de nogal sin policromar y de más de 20 metros de altura, se le denomina ‘El Escorial de los retablos’, porque es el único en su género y estilo (Renacentista–Manierista–Romanista).
San Martín permanece abierta durante todo el día y Santa María las mañana de los fines de semana. Todos aquellos que deseen pasar para rezar o verla pueden hacerlo con pleno derecho y de forma gratuita. Briviesca posee un patrimonio merecedor de ser conocido por visitantes de todo el mundo.