Pan, Medusa y Perseo en el sepulcro de Alonso Díez de Lerma

JUANJO CALZADA
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No falta la iconografía con referencias a la Antigüedad Clásica en esta capilla funeraria fundada en el siglo XVI y relacionada con San José y Santa Casilda

Sepulcro y altar de Alonso Díez de Lerma.

Es el canónigo Gonzalo Díez de Lerma quien funda la capilla funeraria de la Presentación, en el siglo XVI, para enterramiento de él y de su familia, aparte de algún clérigo de la catedral como, por ejemplo, su capellán mayor Diego de Bilbao.

En una de las esquinas de la capilla contamos con un sepulcro y un altar para misas de difuntos mandado levantar por Alonso Díez de Lerma, sobrino del fundador. En el altar del retablo mayor sólo se podían decir misas por el alma de don Gonzalo, cuyo sepulcro, exento, está en el centro de la capilla, razón por la cual don Alonso levanta otro altar para las misas por él y su familia.

Hemos de tener en cuenta que el sepulcro no solo fue construido para él, sino también para su hermana Teresa, su madre Leonor y los descendientes de esta. Así, Carlos Polanco, en su tesis sobre los sepulcros del siglo XVI en Burgos, presupone que el hecho de que en la tumba no figure la escultura de don Alonso, sino la de un caballero, pueda obedecer al deseo de dejar altruistamente el lugar a futuros sucesores de su estirpe. Su carácter de enterramiento familiar puede explicarnos por qué tenemos en la tumba el tema de la Sagrada Parentela que se corresponde con los desposorios de San José en el altar.

Demonio.Demonio.

El conjunto está relacionado con dos grandes devociones de don Alonso: por un lado san José, tan denostado en la Edad Media y revalorizado a partir del siglo XVI, al que le declara en 1553 una procesión; por otro santa Casilda, sobre la que escribe su biografía.

1.- El demonio: Pan y Medusa. 
Es en el altar en donde tenemos escenas alusivas a la vida de santa Casilda. Una de ellas nos muestra el intento por parte del demonio de impedir que la santa llegue a tierras burgalesas para curarse.

Dice el experto iconógrafo Louis Reau que si Dios es "el que es", el diablo es “aquel que cambia”, aludiendo a su polimorfismo, es decir, a la gran variedad de representaciones que puede tener, desde animales reales a otros mitológicos y monstruosos, aunque predomina la forma humana o la semihumana.

Escudo de Alonso Díez de Lerma.Escudo de Alonso Díez de Lerma.

Aquí tenemos un demonio gastrocéfalo en donde la presencia de una cabeza en el vientre, tal y como nos dice Dolores Herrero en La gárgola en el mundo hispano bajomedieval, puede darnos a entender que el cerebro ha descendido a las zonas más bajas del cuerpo, es decir, que se trata de un ser que actúa más por los instintos que por la razón. Jurgis Baltrusaitis nos dice en La Edad Media Fantástica que este tipo de figuras estaba muy presente en la glíptica de la Antigüedad Clásica, es decir, en los grabados que llevaban las piedras preciosas.

Con la llegada de la Edad Media, la representación de este tipo de demonio decae, volviendo de nuevo en el siglo XIII para destacar en los márgenes de los manuscritos. Es la llamada drôlerie, que termina por imponerse en todos los ámbitos artísticos, llegando su momento álgido con la figura de El Bosco. Los demonios gastrocéfalos abundan en los infiernos de la Edad Media, tal y como podemos ver, por ejemplo, en la pintura del Juicio Final de la iglesia burgalesa de San Nicolás o, por hacer alusión una vez más a nuestra catedral, en la sillería.

La imagen diabólica que es objeto de nuestro estudio guarda gran relación con la Antigüedad Clásica, concretamente con Pan y la Gorgona Medusa. Con respecto a Pan, sátiro lujurioso, mitad hombre y mitad cabra, vemos en nuestra imagen rasgos como orejas puntiagudas, cuernos, nariz chata, rabo, uñas ganchudas en las uñas de los dedos y de los pies, etc. El cabello aparece en forma de llamas y despeinado.

Aunque el demonio puede aparecer sin alas, para recordarnos que es un ángel caído, a partir de la Baja Edad Media van a triunfar las alas membranosas de murciélago, de las que vemos una esquematización a lo largo de su brazo derecho. Se nos muestra desnudo, algo humillante y degradante y, como dice Dolores Herrero, reservado a diablos, herejes y paganos. La Iglesia entendía que los dioses grecorromanos eran diablos, entre otras cosas por presentarse desnudos, tal y como podemos ver en sus estatuas.

Pasemos al rostro, más bien máscara, que lleva en el vientre. Son las obras del comediógrafo latino Terencio y los sarcófagos romanos las que nos transmiten la imagen de las máscaras o caras grotescas, que se emplean por ejemplo en las fiestas de Carnavales. Louis Reau dice que el origen de estas máscaras está en la cabeza de Medusa, la Gorgona que fue decapitada por Perseo.

Dicha cabeza, el “gorgoneion”, que tenía el poder de petrificar con su mirada a quien se ponía por delante, Perseo se la regaló a Atenea/Minerva y tanto en la Antigua Grecia como en la Antigua Roma se lucía en los escudos de los combatientes con la idea de causar temor al enemigo. Ahora bien, en nuestros demonios llegamos a ver máscaras tan grotescas que muchas veces llegan a causar más risa que temor. Podríamos decir que a lo largo de la Edad Media se pasa de la imagen demoniaca terrorífica a la ridiculizada.

Estamos ante un demonio que, aunque ya está dentro de la cronología renacentista, concretamente el siglo XVI, su representación sigue las directrices medievales.

2.- El escudo de don Alonso Díez de Lerma y Perseo.
Alfonso de Ceballos-Escalera es quien nos dice que Alfonso XI funda en 1332 la Orden de la Banda en la ciudad de Vitoria en un intento de que terminara la anarquía nobiliaria y que los esfuerzos de todas estas personas se orientaran hacia el sur, culminando estos en la victoria de la batalla del Salado de 1340. 

Muchos nobles, por su pertenencia a la Orden de la Banda, adoptarán en su heráldica la banda engolada por dragantes. Las cabezas de dragones que aparecen en los extremos de la banda son la personificación del mal, concretamente simbolizan a los infieles musulmanes.

Es Valero quien afirma en El dragón en la Heráldica Española que el escudo de la banda tiene que ver con la leyenda de San Jorge, de suerte que la banda es en realidad la lanza clavada sobre las fauces del dragón que aparece en la parte inferior. El hecho de que haya otra cabeza de dragón en la parte superior es por razones de simetría. Recordemos que ya en su momento se comentó la relación entre la iconografía de san Jorge y el dragón y la de Perseo derrotando al dragón que pretendía matar a Andrómeda.

En la capilla de la Presentación tenemos, como ya he dicho más arriba, el sepulcro renacentista de Alonso Díez de Lerma, de la escuela de Juan de Vallejo. 

Nos interesa en estos momentos destacar la heráldica de los escudos por su relación con San Jorge (Perseo). Podemos ver las armas de su madre Leonor de Lerma, con motivos como la media luna y la cruz que están relacionados con la Reconquista, pero ahora mismo lo que deseo resaltar son las de su padre Rodrigo Curiel que presenta la banda engolada por dragantes.

Esta, aparte de estar en el escudo, está a lo largo de toda la bóveda del arcosolio. Los Curiel ganaron estas armas en la batalla del Salado. Estamos pues ante un escudo cuyos precedentes están en la Antigüedad Clásica, pero puesto en la Edad Media en relación con la Reconquista y la Orden de la Banda. Alonso Díez de Lerma presenta en su escudo las armas tanto paternas como maternas, repitiéndose ambas en el arcosolio.

La banda engolada por dragantes va a estar presente  en reinados posteriores a los de Alfonso XI. Así, el escudo de la banda son las armas personales de Juan II, tal y como podemos ver en la Cartuja de Miraflores.