Agosto revela las debilidades de un Burgos rural abarrotado

G. ARCE
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Los pueblos cuadriplican su población, saturando contenedores de basura y calles de coches; colapsando la telefonía, los consultorios y las depuradoras y depósitos

Zonas de la provincia habitualmente vacías durante buena parte del año se llenan de visitantes en verano. - Foto: Jesús J. Matías

En pleno invierno, no llegan a los 150 habitantes en Poza de la Sal; hoy, 21 de agosto, bien pueden rozar los 1.500, entre veraneantes y turistas. En la otra punta de la provincia, en la Sierra de La Demanda, y con cifras más modestas, Barbadillo de Herreros multiplica los 40 vecinos que aguantan durante todo el año hasta superar los 300 en pleno verano. En la Merindad de Cuesta Urria, sus 24 pueblos superan estos días las 2.500 almas, muy lejos de los apenas 270 que habitan este rincón de la provincia en enero. Pineda de la Sierra puede pasar de 50 a 400; Covarrubias, de 500 a 2.500 y Huerta de Arriba alcanza los 500 cuando apenas son 60 vecinos en aquellos días duros, tristones y fríos del resto del año.

Son algunos ejemplos de una provincia vaciada, ahora felizmente abarrotada por acción de los veraneantes y turistas. Son estimaciones de unos alcaldes que padecen el momento más agridulce de su gestión: colmados de vecinos y también de problemas en el día a día. La sobrepoblación extraordinaria, coinciden, es siempre bienvenida cada verano, aunque lamentan que algunos quieran que los servicios de la gran ciudad se trasladen de inmediato al pueblo «como por arte de magia...».

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)