El 75% de las vacunas se han administrado en solo 10 países

Agencias
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La OMS denuncia la «escandalosa desigualdad» que existe en la distribución de las profilaxis, mientras la UE reclama un mecanismo internacional para la prevención de nuevas pandemias

El 75% de las vacunas se han administrado en solo 10 países - Foto: ATHIT PERAWONGMETHA

La vacunación contra la COVID-19 lleva velocidades muy diferentes en el mundo. Tanto es así que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunció ayer la «desigualdad escandalosa» en la distribución de dosis, lo que «está perpetuando la pandemia».

«Más del 75 por ciento de las vacunas se han administrado en solo 10 países. No hay forma diplomática de decirlo: un pequeño grupo de países que fabrican y compran la mayoría de las vacunas del mundo controlan el destino del resto. El número de dosis administradas hasta ahora en todo el planeta habría sido suficiente para cubrir a todos los trabajadores sanitarios y a las personas mayores, si se hubieran distribuido de forma equitativa. Podríamos haber estado en una situación mucho mejor», comentó el responsable de la entidad en su discurso inaugural de la Asamblea Mundial de la Salud.

El máximo dirigente de la OMS advirtió en el encuentro de que «la pandemia no terminará hasta que se controle la transmisión hasta el último país». En este sentido, señaló que, en lo que va de 2021, se han registrado más casos y muertes que en todo el año 2020. «Según las tendencias actuales, el número de muertes superará el total del año pasado en las próximas tres semanas», apuntó. Igualmente, puso negro sobre blanco otra cifra alarmante y es que al menos 115.000 trabajadores sanitarios han muerto hasta el momento a causa del coronavirus.

Por ello, el Tedros instó a los Estados miembros a apoyar un «sprint hasta septiembre» para vacunar al menos al 10 por ciento de la población de todos los países antes de ese mes, y un «impulso hasta diciembre» para lograr el objetivo de vacunar al menos al 30 por ciento antes de que acabe el año como mínimo.

«Alcanzar nuestro objetivo de septiembre significa que debemos vacunar a 250 millones de personas más en los países de ingresos bajos y medios en solo cuatro meses, incluyendo a todos los trabajadores sanitarios y a los grupos de mayor riesgo como primera prioridad», pormenorizó. Al respecto, recordó la propuesta del Fondo Monetario Internacional de vacunar al 40 por ciento de la población mundial para finales de 2021 y al 60 por ciento para mediados de 2022.

Tedros consideró «muy insuficiente» el número de dosis puestas a disposición de COVAX. Por el momento, el mecanismo liderado por la OMS para que las vacunas lleguen a los países más pobres ha enviado 70 millones de dosis a 124 países y economías. 

A lo largo de la misma jornada de trabajo, la ministra portuguesa de Salud, Marta Temido, intervino en nombre de la Unión Europea (UE), donde pidió la creación de un instrumento internacional «para evitar la reemergencia en el futuro de crisis sanitarias» como la actual.

En un momento en el que la OMS debate la creación de un tratado internacional que prepare al mundo para las próximas pandemias, la UE pidió «repensar el actual sistema global de preparación sanitaria», algo en lo que «fortalecer a la OMS ha de ser el primer paso», aseguró la ministra lusa.

 

Alerta temprana

La delegación europea no entró en el debate sobre la suspensión de patentes para las vacunas anticovid, algo que reclaman los países en desarrollo, pero sí defendió que es el mayor donante de dosis al programa con el que la OMS ha distribuido más de 70 millones de dosis fundamentalmente a los países en vías de desarrollo.

La petición de un tratado de pandemias fue secundada por varios estados latinoamericanos que intervinieron en la primera jornada de la asamblea, mientras que el ministro de Salud francés, Olivier Véran, insistió en dotar a la OMS de «un mecanismo de alerta temprana y de rendición de cuentas, para que sea más eficaz».

Su homólogo chino, Ma Xiaowei, tampoco aludió directamente a un tratado internacional contra las pandemias, pero sugirió reforzar el multilateralismo en el campo sanitario, «evitando la politización y la estigmatización». Defendió que su país logró detener la transmisión local del coronavirus en solo tres meses (después de haber sido el primer territorio en registrar casos de COVID-19), y aseguró que China facilita información a la comunidad internacional sobre la enfermedad «de manera abierta, independiente y responsable».