«Soy capaz de reírme de todo, pero no frente a todos»

I.L.H.
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ENTREVISTA | Roberto Enríquez (Madrid, 1971) es crítico de televisión, colaborador del programa 'Late motiv' y autor de la novela 'Mansos', el ensayo de humor 'Cuando haces Bop ya no hay stop' y los diarios 'Días ajenos'. Hoy actúa en Cultural Cordón

Bob Pop actúa esta tarde es crítico de televisión, colaborador de 'Late motiv' y autor de la novela 'Mansos', el ensayo de humor 'Cuando haces Bob ya no hay stop' y los diarios 'Días ajenos'.

Nada en la vida de Bob Pop es aburrido, aunque haya a la vez muchas cosas que no son divertidas, precisamente. Su extravagante y transgresora forma de ser ofrece una visión optimista del mundo, lo que no ha restado sufrimiento al colaborador de Late motiv, el programa de Buenafuente: se ríe de todo, pero no siempre lo exhibe; hay veces que prefiere el humor en soledad. Enfermo de esclerosis múltiple (lo hizo público en la tele), Bob Pop mantiene intacta su energía: además de la gira Los días ajenos con la que actúa hoy en Cultural Cordón (19.30 horas), acaba de terminar de rodar la serie Maricón perdido, que se estrena en junio. Para esta noche promete «una hora y cuarto de Bob puro; van a reír, llorar, pensar, escuchar música maravillosa y estoy seguro que también van a aplaudir». Pero sobre todo van a conocer un poco más a este escritor y periodista al que no le da pudor desnudarse cada noche en el escenario.

¿No son tiempos raros para hacer una gira?
Sí, lo son, pero tengo la enorme suerte de estar llenando los teatros donde vamos. Todo esto empezó con un montaje muy pequeño en el Teatro del Barrio de Madrid y con la gira entraron los teatros grandes. Al principio no tenía claro que fuera a funcionar porque es una obra que parte de una conexión muy íntima, pero la verdad es que los teatros grandes le dan una dimensión muy bonita y el público está reaccionando de una manera preciosa. 

El lenguaje de la tele es una cosa y el del teatro otra, y más aún si se trata de un monólogo. ¿Cómo se siente sobre las tablas? 
Me siento súper poderoso. Además, como la última temporada de Late motiv fue desde casa y luego he estado trabajando en mi serie, al volver a los teatros me he dado cuenta que echaba mucho de menos que me aplaudieran. Suena terrible, pero es verdad. Es un subidón. 

¿Qué sintió la primera vez?
Muchos nervios y la responsabilidad de ponerme ahí delante. Pero es verdad que he tenido la suerte de contar con Andrés Lima, Premio Nacional de Teatro, y tenerlo al lado en el estreno, mirándome con complicidad, me hizo sentirme bien. Hoy sigo teniendo nervios, porque es inevitable, pero como el monólogo es distinto según a donde vaya y el día que tenga, me lo sigo pasando muy bien. Y si puedo, luego trato de cenar (y pregunta cuáles son los horarios de la hostelería y el toque de queda en Burgos). 

Que le dirija Andrés Lima son palabras mayores. ¿Qué aporta al espectáculo?
Es maravilloso cómo se nota cuando alguien tiene oficio y talento. Cogió la pieza original y la estructuró, metió algunos cambios y me dio seguridad. Fue muy bonito porque primero hice una especie de ensayo general con público en el Teatro del Barrio, él estaba allí y se ofreció a codirigirme. 

¿En Los días ajenos conocemos a Bob Pop, es solo una de sus múltiples facetas o es todo puro teatro?
Creo que responde al personaje que mucha gente conoce, pero también se descubren facetas mías que no han aparecido en televisión. Hay una mayor relación con la literatura (aparecen los diarios de Kafka, Sunsan Sontag, Andy Warhol, Cesare Pavese, Alejandra Pizarnik y Quentin Crisp, entre otros), hablo más de mi intimidad, de mi enfermedad de un modo que nunca he hablado en televisión..., soy más directo y cercano. Creo que es una mirada complementaria. 

En la serie Maricón perdido, que se estrena en junio en TNT, ¿el desnudo es de otra manera?
Sí, aunque hay cosas que coinciden pero con otro lenguaje y en otro medio diferente. Es una desnudez, pero sobre todo es una revisión de las trampas de la memoria y de la construcción de la escritura de uno mismo.

¿Es capaz de reírse de todo?
Soy capaz de reírme de todo pero no frente a todos. Hay cosas de las que me río solo en mi casa; no tengo por qué exhibirlo frente a los demás (...).

(Entrevista completa en la edición impresa de Diario de Burgos de este viernes o aquí)