Briviesca pierde un 35% de su población extranjera en 5 años

S.F.L.
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Las comunidades con mayor presencia son la rumana (326), y la marroquí (143) de un censo total de 846. Suponen el 13% de los empadronados actualmente en la capital burebana

De los 225 alumnos matriculados en el colegio público Doña Mencía de Velasco, 61 son de procedencia foránea, o bien sus progenitores o uno de ellos. - Foto: S.F.L.

Briviesca puede ser considerada como un ejemplo de buena convivencia intercultural ya que en sus calles se mezclan 34 nacionalidades. Según el padrón municipal de habitantes, de las 6.617 personas censadas en la ciudad, 846 son naturales de otros países, lo que supone un 13% de la población. Sin embargo, en los últimos 5 años se han dado de baja 448 extranjeros.

Las comunidades con mayor presencia en la capital burebana actualmente son la rumana, con 326 empadronados, seguida de la marroquí, con 143 y la portuguesa, con 138. A una distancia bastante considerable quedan búlgaros (54) y brasileños (25). Hace años, el número de nacionalidades que llegaron a convivir en Briviesca alcanzó las 44 y el porcentaje de población inmigrante se aproximó al 25%.

Los primeros en llegar a la ciudad fueron marroquíes y portugueses, hace más de 40 años. Con el paso del tiempo se sumaron familias de otras procedencias hasta llegar a convertir a Briviesca en una de las localidades de la provincia con mayor porcentaje de extranjeros. Ciudades como Miranda o Aranda cuentan con 3.262 y 2.889 residentes foráneos, respectivamente.

La importante presencia de extranjeros también es palpable en los centros de enseñanza. En el caso del colegio público Doña Mencía de Velasco, el 38% de los alumnos matriculados en este curso son extranjeros, o bien alguno de sus progenitores (o ambos). La interculturalidad se ha convertido en la seña de identidad de esta escuela y de los 225 alumnos que allí estudian, 61 provienen de fuera.

El centro ha convertido este elemento en una gran ventaja para todos los escolares, porque día a día aprenden culturas diferentes, idiomas y tradiciones y el interés por querer conocer lugares más allá de sus fronteras aumenta. Las nacionalidades más abundantes en las aulas son la marroquí y la rumana. Los niños que no se defienden bien con el español son atendidos por una profesora en clases de Compensatoria.

El registro de estos alumnos se contabiliza en la aplicación informática sobre Atención a la Diversidad (ATDI), que agrupa a los que tienen dificultades específicas de educación. El número de sesiones con cada uno de los alumnos varía dependiendo de sus necesidades.

sueños truncados. Uno de los atractivos que en su día tuvo Briviesca fue la abundancia de trabajo e incluso muchos de los inmigrantes apostaron por montar sus propios negocios, donde ponían a la venta productos específicos de su tierra. Pero eso pasó a la historia. Llegó la crisis y lo que en un principio se convirtió en un sueño, acabó por ser una pesadilla. Múltiples comercios y fábricas tuvieron que echar la verja, lo que supuso una bajada importante en la población, tanto nacional como foránea.

La crisis que hoy en día pervive complica la situación de estos colectivos, ya que la gran mayoría tienen ocupaciones asalariadas en la industria manufacturera y sufren al igual que los nativos el paro y la falta de oportunidades laborales, motivos por los que muchos decidieron marcharse.

En los últimos diez años, el municipio ha pasado de tener 7.865 habitantes a 6.617, lo que significa que ha perdido más de una sexta parte de su padrón, un total de 1.248 individuos.

 

AYUDA PARA LOS MÁS DESFAVORECIDOS

Briviesca cuenta con dos asociaciones que trabajan para favorecer la vida de aquellos que más lo necesitan, españoles y foráneos por igual. Cruz Roja se involucra en la enseñanza del castellano a personas que no lo dominan y ofrece clases de manera gratuita.

Por otra parte, Cáritas, que abrió un nuevo espacio solidario el pasado junio, brinda su servicio en la capital burebana a 144 familias, a un total de 277 personas de nacionalidad española y extranjera. De todas las personas que en 2018 atendieron, la mitad eran inmigrantes. Prestan ayudas económicas para conceptos concretos, para la alimentación y ropa e imparten clases formativas de español o de economía.

Previamente valoran la situación de cada individuo junto con los ceas y a partir de ahí, les ayudan. El servicio de acogida para personas en exclusión que dan ambas entidades, es el mismo para las personas nacidas en España o en otros países.