29 denuncias de desaparecidos siguen activas en Burgos

I.E.
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Doce de los casos que tienen abiertos la Policía Nacional y la Guardia Civil son de carácter crónico y en cinco de ellos los investigadores saben a ciencia cierta que son homicidios

29 denuncias de desaparecidos siguen activas en Burgos

El Centro Nacional de Desaparecidos publica cada año su informe estadístico anual y en la provincia de Burgos se mantienen activas 29 denuncias por personas que se esfumaron sin dejar rastro, de las cuales nueve son menores de edad. La cifra es cambiante a lo largo del año, pues algunos de esos casos se resuelven y salen de la estadística. De todos ellos hay una docena de desapariciones de carácter crónico, cuya investigación no abandonan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a pesar del transcurso de los años.

Cristina Murié es un buen ejemplo de ello. Esta burgalesa desapareció en abril de 2002 y en diciembre de 2013 la Comisaría retomaba la investigación tras el testimonio de una mujer presuntamente implicada. Su declaración le valió ingresar en prisión, porque confesaba en mayor o menor medida su participación en la supuesta muerte de Cristina. También fueron encarcelados una antigua amiga suya y el marido de la desaparecida. Pero un careo entre los tres en el Juzgado de Instrucción 1 dio al traste con las esperanzas de la Policía Nacional de resolver el asunto. La testigo que reactivó las pesquisas se retractó y todos fueron puestos en libertad. El cuerpo tampoco apareció en las proximidades de Gredilla de Sedano, pese a las búsquedas que efectuó la Policía Judicial guiada por la revelación de la mujer en principio arrepentida. El expediente volvió a cerrarse.

Este caso guarda numerosos paralelismos con el de Abdón González. Este vecino de Medina de Pomar se evaporó sin dejar rastro un año antes que Cristina y la Guardia Civil reabrió la causa en 2015 con el beneplácito del Juzgado de Instrucción de Villarcayo. Una de las dos mujeres que fue encarcelada de forma preventiva en 2013 por el caso Cristina Murié aparece también en las diligencias y fue pareja de Abdón en los días de su desaparición. Ha declarado como imputada, pero de su testimonio no han surgido evidencias para culpar a nadie y el procedimiento ha sido sobreseído. La Benemérita considera que el hombre no se fue voluntariamente de su casa.
Sobre ambos sucesos planea la sombra del homicidio. No son los únicos. De las 12 desapariciones que manejan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la provincia en al menos otras tres existen fundadas sospechas de que esas personas fueron asesinadas. La mirandesa Marisa Villaquirán desapareció el 7 de diciembre de 2004. Su marido, Rafael Gabarri, fue condenado a 14 años de prisión por detención ilegal, maltrato y lesiones, debido a que varios testigos le vieron introducir a la mujer en un coche y llevársela, con la ayuda de Isaac Duval, también condenado. Pues bien, sigue considerándose un caso de desaparición, a pesar de que la Policía Nacional tiene claro lo que ocurrió.

Tampoco aparece el cuerpo de Shibil Angelov Shibilov, en paradero desconocido desde el 17 de enero de 2013. La Guardia Civil tiene claro que está muerto y lo ha buscado en varios parajes de la Bureba y del Valle de Tobalina, donde apareció su coche calcinado. ¿Quién es el principal sospechoso? Ángel Ruiz, el asesino de Rosalía Martínez Gandía, investigado ahora también por el triple crimen de la calle Jesús María Ordoño. Al parecer había recurrido a Shibil para que contratara a unos sicarios con el fin de que mataran a un familiar suyo de Vizcaya. El caso está sobreseído de forma temporal hasta que aparezcan nuevas pruebas.

Y la Guardia Civil también considera policialmente cerrada la investigación sobre el paradero de Luis Fernando García Hernández, un vecino de El Campillo (localidad de Valladolid cercana a Medina del Campo). En 2008 acudió a Melgar de Fernamental con su retroexcavadora para trabajar para un constructor del pueblo. Dejó el vehículo y volvió en octubre al ver que no le llamaban para empezar con las obras. No se volvió a saber de él. Era soltero y su familia no denunció el caso hasta 2010. La Guardia Civil detuvo al empresario en 2013 pero después sería puesto en libertad por falta de pruebas del homicidio. Fue juzgado por la apropiación indebida de la excavadora, por la que fue condenado a 8 meses de prisión.  

Tras estas desapariciones presuntamente violentas hay otras en las que no existen indicios de ser forzadas. Una es la de Guillermo Cancho. El 4 mayo de 2006 dejó de dar señales de vida. Salió de casa para dar su caminata diaria entre Fuentes Blancas, Cortes, Cardeñajimeno, San Pedro de Cardeña y Carcedo. Debía encontrarse con sus amigos bajo el puente del ferrocarril cercano a la playa fluvial, pero no llegó.
María de los Ángeles Andrés Martínez desapareció el 22 de noviembre de 2011. Tenía 86 años y sufría una ligera demencia senil. La mujer vivía junto a su marido y una hija de ambos en el número 12 de la calle Vistalegre, de Melgar de Fernamental. Como todas las tardes, salió de paseo. Caminó por la orilla del Cuérnago y debió llegar casi hasta el puente de la N-120, donde la vieron algunos vecinos. Sus hijos incluso han prometido una recompensa de 25.000 euros por una pista sobre su paradero y sospechan que alguien pudiera haberla atropellado sin querer para luego trasladar el cuerpo a un lugar recóndito.

La Policía Nacional tampoco ha dejado de lado el caso de Dinse Devaise. Una monja de Lerma acudió en 2008 a la Comisaría para denunciar que no tenía noticias su hermano paquistaní. La Comisaría considera que pudo marcharse a cualquier parte, incluso fuera de España, sin decírselo a su familia. 

Hasta llegar a esa docena de expedientes de larga duración restan otros tres. Son casos de personas no desaparecidas en Burgos pero cuyas familias presentaron denuncia aquí.