La falta de locales de ensayo para los grupos de música en la ciudad abocó a los miembros de los grupos a buscar espacios amplios alejados de viviendas y la mayoría de ellos acabaron por alquilarlos en zonas industriales, especialmente en Pentasa III y, en menor medida, en Villalonquéjar. Durante muchos años los músicos han realizado inversiones para su adecuación e insonorización y ahora temen su expulsión si se aprueba la nueva ordenanza de chamizos.
La normativa, ahora en tramitación y susceptible de ser modificada, regula el funcionamiento de locales menores «de ocio privado destinados a desarrollar actividades de esparcimiento, relativas a aficiones o similares y restringidas al ámbito puramente privado, de carácter personal o social y que no se encuentren abiertos a pública concurrencia y no dispongan de una regulación específica», según reza el artículo 2 del borrador. A ello se añade que dentro de los anteriores se encuentran los locales menores de reunión ubicados en la planta de edificios residenciales de vivienda colectiva o en naves nido de zonas industriales.
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