Solo 8 psicólogos atienden en el HUBU una demanda disparada

A.G.
-

La cifra debería casi cuadruplicarse según los estándares europeos. La falta de autonomía al no ser un servicio hospitalario sino parte de Psiquiatría y el aumento continuo de pacientes son algunas de las causas que han elevado la presión asistencial

Imagen de archivo del servicio de Salud Mental - Foto: Valdivielso

La última vez que el Sacyl publicó los datos de listas de espera de consultas externas fue el pasado 31 de junio. Entonces, la media de días que había que esperar para ser recibido por un profesional en el servicio de Psiquiatría (que engloba también a Psicología) era de 29, pero desde septiembre hay pacientes que están recibido citaciones para ser vistos en enero en Psicología, es decir, dentro de cuatro meses o más. ¿Qué ha ocurrido en este tiempo y por qué? La existencia de una complicada situación en la que interactúan varios factores, algunos puntuales y otros de carácter estructural. Las solicitudes de consulta para Psicología han crecido desde el verano, -concretamente desde la apertura de las consultas de Atención Primaria-, un 30%, dato aportado por Xosé Ramón García Soto, tutor coordinador de Psicología Clínica del HUBU, quien indica que esto "se traduce inevitablemente en más tiempo para ser visto en consulta".

Esos 29 días que indicaba Sacyl a finales de junio, además, no son el dato de espera para ser visto en Psicología sino el tiempo promedio entre Psiquiatría y Psicología, especialidad esta última cuya demanda no deja de crecer hasta el punto de que muchas veces, literalmente, los profesionales no dan abasto. Son tres las razones por las que ocurre esto. La primera, la falta de personal. De los 14 psicólogos que hay en el HUBU solo ocho atienden la demanda que llega a Salud Mental ya que el resto se dedica a otras funciones (la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria, interconsultas, hospitalización, hospital de día y Fuente Bermeja). "Se trata de un número claramente insuficiente. La cifra europea es de 18 psicólogos por cada 100.000 habitantes, por lo que para alcanzarla en Burgos tendría que haber 36 en Salud Mental, más del triple de los que somos", cuenta García Soto, que añade que se trata de un problema general en toda España sobre el que el Defensor del Pueblo ha llamado la atención no hace mucho: "Pocos profesionales, consultas saturadas y datos confusos son un problema que exige una solución global".

Y es que aunque la pandemia por covid ha traído nuevas preocupaciones y un aumento de consultas, el crecimiento de la demanda de atención psicológica, además de ser continuo, viene de mucho tiempo atrás. Los datos que aporta el tutor coordinador de Psicología Clínica son impactantes: Las consultas han crecido más del 700% en las últimas dos décadas mientras que el número de psicólogos solo se ha multiplicado por dos en ese mismo tiempo: "No hay, de ninguna manera, relación entre el crecimiento de la demanda y el número de profesionales que la atienden".

La segunda razón son los problemas de organización, que es el aspecto más deficitario. Psicología, opina García Soto, debería contar con un servicio propio, "como Pediatría, Neurología, Dermatología, Psiquiatría y el resto de las especialidades". A su juicio, la función de un servicio es organizar su funcionamiento, analizar la situación a la que se enfrenta, proponer objetivos y responder de su cumplimiento, pero la Psicología no puede hacerlo porque no tiene un servicio propio: "Somos una especialidad sin capacidad real para analizar y gestionar nuestro funcionamiento, una situación que favorece que se acumulen los problemas sin resolver y que limita nuestra contribución a la sanidad pública".

En este sentido, este profesional pone en valor cómo la investigación y la presencia de psicólogos clínicos en los hospitales ha mostrado "reiteradamente" su utilidad en el cuidado integral de las personas enfermas: "Hoy colaboramos con diferentes especialidades como Neurología, Unidad del Dolor, Oncología, Pediatría o en los tratamientos de las adicciones y es previsible que en los próximos años se abran nuevas coordinaciones con más servicios. El psicólogo clínico ya no es un complemento de la atención psiquiátrica sino un profesional que participa en numerosas actividades sanitarias y en este aspecto exige capacidad de planificación y de gestión".

Falta de impulso. La tercera causa de la grandísima presión asistencial que tiene Psicología en el HUBU es la modificación que en los últimos años han experimentado el entorno social y el modo de entender los problema, lo que ha desarrollado, explica García Soto, un gran número de recursos educativos, equipos psicosociales en Justicia y Menores, centros cívicos, clínicas y consultas privadas en los que la Psicología tiene un papel central: "Este desarrollo no ha recibido un impulso equivalente en la sanidad pública a pesar de contar con una especialidad para hacerlo. El resultado es una situación anómala: la psicología clínica es objeto de una intensa demanda social, su trabajo es valorado en numerosos campos y especialidades sanitarias pero no tiene un sistema de gestión que le permita organizar su actividad, por lo que es necesario plantearse una reorganización de los recursos y estrategias de trabajo que permita que la Psicología Clínica desarrolle plenamente su potencial y las posibilidades que le da la ley, por eso pienso que es imprescindible crear servicios propios".

Estas son las claves de la gran presión asistencial que sufre el HUBU que se traduce en consultas saturadas, tiempo repartido y revisiones espaciadas. Xosé Ramón García Soto, no obstante, precisa que este problema afecta a los casos leves y crónicos: "Los que son graves o moderados se ven con la frecuencia necesaria, muchas veces gracias al esfuerzo personal de los terapeutas".

La mayor parte de los pacientes les -cerca del 80%- les llegan a los psicólogos del hospital burgalés procedentes de Atención Primaria, de la que formaban parte hasta el año 2001 trabajando en los centros de salud y participando en sus sesiones clínicas y actividades formativas. "Después -recuerda el experto- nos integramos en Psiquiatría y la relación con Primaria se debilitó pero no se perdió, continuamos realizando formación sobre problemas puntuales y hace cinco años pusimos en marcha un grupo de trabajo para definir criterios de actuación que, como tantas cosas, se paró con la pandemia".

La creación de este grupo de trabajo fue motivada porque la lista de espera estaba en ese momento, año 2016, en 96 días: " Analizamos cuáles eran los problemas que contribuían a la acumulación de casos y lo expusimos en una jornada formativa. A partir de ahí se puso en marcha un grupo que estudió las respuestas más realistas y elaboró protocolos que en 2017 presentamos en todos los centros de salud de la ciudad y la provincia. El resultado fueron mejorías de los problemas identificados. En particular, la lista de espera, que cayó en picado: 39 días en 2018 y 23 en 2019. En 2020, con la pandemia, se paralizó el trabajo y subió a 42. Recientemente hemos hablado con la dirección médica para reiniciar y ampliar el funcionamiento del grupo apenas sea posible".

¿Qué es lo que tratan estos profesionales?

Cuando se crearon las consultas de Psicología en la sanidad pública se hizo con la idea de que sus profesionales participaran en los tratamientos de las enfermedades psiquiátricas. "Esa era nuestra función y por eso se nos incluyó en Psiquiatría. Con el paso de los años la situación cambió. Se creó la especialidad de Psicología Clínica y la sociedad comenzó a demandar atención para los problemas psicológicos", explica Xosé Ramón García Soto, tutor coordinador de Psicología Clínica del HUBU.

En la actualidad, añade, además de los problemas psiquiátricos, hay una gran preocupación social por los efectos del estrés, los trastornos adaptativos y problemas relacionados con rupturas familiares, situaciones de acoso o bullying, duelo, aislamiento social o pérdida de ingresos: "También hay cada vez más peticiones de ayuda para la gestión del comportamiento y emociones, así como asesoramiento en el manejo de las nuevas tecnologías. Estas demandas, que son sobre el 50% de lo que vemos, tienen mal encaje en el marco actual, diseñado para problemas psiquiátricos. Exigen metodología psicológica, más coordinación con Primaria y trabajo conjunto con los recursos sociales y comunitarios".

Esta es la razón de que, a su juicio, muchos pacientes "descubren con frustración" que no existe el servicio de Psicología con el que quieren consultar, sino un psicólogo que trabaja en Psiquiatría: "Debemos mantener y mejorar la participación en los tratamientos psiquiátricos pero necesitamos añadir la actividad propia de la Psicología Clínica".