Esther Alonso

Ser o Tener

Esther Alonso


Reír

05/05/2021

Reconozco que no está el panorama para mucha chufla, y por eso mismo admito con cierta culpa que una de las cosas que más echo de menos de la vieja normalidad es reírme a carcajadas… No me refiero a sonreír, ni siquiera a que sentir alegría o dicha… Se trata de algo mucho más vulgar, lo que en el antiguo castellano (el de la era pre-covid) llamaríamos simplemente ‘descojonarse de risa’.
Tengo que remontarme al pasado mes de agosto para rememorar la última vez que me reí a gusto: fue en el Espolón, camino de casa, cuando en una de las cortas noches de verano que nos permitían las restricciones, una amiga dijo una de esas tonterías que tienen efecto dominó, y que nos tuvo a las cuatro que compartíamos paseo y conversación con las piernas cruzadas, sujetándonos la barriga, al menos durante minuto y medio. Ni siquiera recuerdo qué fue exactamente lo que pasó para que todas estalláramos en carcajadas, pero lo que sí tengo muy presente es que fue uno de los momentos más memorables de las vacaciones. 
La pasada semana falleció Juan Joya Borja, El Risitas. A mí nunca me hizo mucha gracia, pero la noticia de su muerte, conocer cómo vivió los últimos años de su vida y cómo ha sido enterrado, con el único apoyo de la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, pone en evidencia la poca fortuna de los que se dedican al bonito oficio de hacer reír.  
Echar la vista atrás en lo relativo al humor nos demuestra la cadena evolutiva de nuestra sociedad. Aún recuerdo esas cintas de casete de chistes de Arévalo que caían junto a una cajetilla de Winston americano de contrabando en la gasolinera de turno con la que nuestros padres nos enseñaban a reírnos de la discapacidad, de la homosexualidad y de las rubias (siempre tontas) … Toda una lección de antivalores que ha costado un par de generaciones y miles de monólogos del Club de la Comedia, para enseñarnos que lo sano es reírse con y no reírse de.
La crisis sanitaria y económica se llevará por delante muchos de los viejos hábitos sociales de los españoles. Espero que el de reírnos en grupo hasta de nuestra propia sombra, no sea uno de ellos, aunque ahora mismo parezca que sea esa misma sombra la que se esté ‘descojonando’ de nosotros.