Pablo Acha, objetivo 2021

ÁLVAR ORTEGA
-

El tirador burgalés ha cumplido con su principal reto este año, que era ser campeón de España. Ya se prepara para las fases clasificatorias que le pueden dar un billete olímpico, sea individual o por equipos

Pablo Acha durante el campeonato de España celebrado en Madrid. - Foto: DB

Pablo Acha ya ha rebasado las expectativas que él mismo se había fijado para el vigente año. Hace unas semanas se coronó en Madrid como nuevo campeón nacional de arco recurvo al aire libre, y atisba por delante unos meses que le servirán exclusivamente de preparación ante un nuevo año en el que tiene que certificar su presencia -individual y por equipos- en los Juegos Olímpicos de Tokyo, fijados para el próximo verano.

Antes de que se cancelaran o pospusieran la gran mayoría de fechas, el burgalés había conseguido su plaza en el equipo nacional para la cita en la capital japonesa; no así en la individual, que recayó en manos de Miguel Alvariño. Sin embargo, ambos hechos quedaron anulados, por lo que tendrán que dirimir su presencia en el mismo año en que se disputen los Juegos Olímpicos, es decir, 2021.

En enero, Pablo Acha y el resto del equipo nacional afrontarán la fase clasificatoria individual, mientras en junio lo harán en la modalidad por equipos, en la que el conjunto español parte con bastantes más papeletas de poder lograr uno de los tres metales. «Donde realmente me voy a centrar es en la competición conjunta. Hay grandes selecciones como Estados Unidos, Italia o Corea del Sur, pero también ha habido muchas sorpresas. En el individual habrá 48 participantes, cuando por equipos no se supera los 12 países. Tenemos más posibilidades», comenta el tirador internacional, que cree que forman «un equipo nacional muy bueno. Hemos mejorado mucho», añade.

En el horizonte se encuentra el evento olímpico de 2024, con sede en París, y que coincidiría con un Pablo Acha de 28 años y mucho más experimentado. «Realmente la mira está en París. En el tiro con arco tú decides qué peaje estás dispuesto a pagar, y para ese año me imagino compitiendo y con mucha más experiencia, que es una parte muy importante de un buen tirador», afirma.

Paradójicamente, este año ha sido uno de los más prolíficos para el burgalés, desde hace tiempo afincado en Madrid. Con la llegada de la pandemia aprovechó para entrenar la técnica en distancias cortas. «Viví ese tiempo como una pretemporada. Mejoré muchas cosas que ahora estoy poniendo en práctica». También afirma creer «en el destino. Me gusta encontrar la parte positiva de las cosas, y asumí la cuarentena como una buena oportunidad para entrenar y pulir mi técnica».

El deportistas castellano, que afronta su quinto año seguido en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, compagina sus estudios de robótica con los entrenamientos diarios, los cuales seguirá realizando hasta final de año a modo de pretemporada, pues «ya no queda ninguna competición relevante en este 2020, por lo que hay que centrarse en realizar una buena preparación para las fases clasificatorias olímpicas del mes de enero», relata.

Solo algún compromiso a nivel de clubes de no demasiada relevancia cerrará su calendario. Miembro del Clermont Ferrand Cie -equipo profesional de la máxima categoría francesa- desde 2017, tiene en dicho enclave «mi segunda casa», y resalta las diferencias entre la manera de entender este deporte en España y en tierras galas: «En España no existen equipos profesionales, por lo que muchos tiradores se retiran y esos conocimientos se pierden. Además, nunca se cobra, lo que hace que tu carrera dure todo el tiempo que estés dispuesta a sacrificar».

Caso aparte son las diferencias entre los medios de ambos países: «Entrenar a ese nivel allí es como que a cualquier jugador de fútbol le preparas con el Real Madrid o Barcelona. En Francia los torneos se llenan aún pagando entrada, y aquí siendo gratuitos no va tanta gente, prácticamente solo familiares. Además tienen mucha más cantera y medios, lo que los hará mejorar de aquí a unos años».

Por delante, cuatro meses de preparación antes de arrancar unas competiciones en las que «vamos a por todo». Un tiempo para «resetear» y preparar un principio de año en el que, sea a nivel individual o por equipos, quiere demostrar que se merece ser olímpico.