La ola del terremoto electoral está a cinco días de alcanzar puerto. La capital sigue sin tener firmado un acuerdo que despeje las dudas acerca del próximo Gobierno y los actores se preparan para la escena final: el sábado habrá un nuevo Ejecutivo y a estas alturas de la película solo hay dos posibilidades, ambas gobernadas por la negativa de Ciudadanos a integrarse en el cuadro de mando de la capital. O Ciudadanos se abstiene y permite a Javier Lacalle gobernar en minoría, o apoya explícitamente a Daniel de la Rosa (PSOE) o Raúl Salinero (Imagina) para que ambas formaciones articulen un gobierno de izquierdas, aunque también en minoría.

Los intentos por cuajar una alternativa a los ‘populares’ siguen sucediéndose (ver página siguiente), pero su posibilidades de éxito están supeditadas a que fracase la negociación abierta entre el PP y Ciudadanos, un proceso que entra hoy en su segundo acto y que, a tenor de lo declarado por unos y otros el pasado viernes, podría estar próximo al apretón de manos definitivo. Podría. 

Porque es ahora cuando Lacalle va a concretar a Ciudadanos qué parte de su ‘catálogo de medidas para apoyar la investidura del alcalde del Ayuntamiento de Burgos’ acata en su tenor literal y qué cuestiones quiere negociar. Una de esas peticiones se refiere a la «creación de una comisión de vigilancia de la contratación, con la delegación de las competencias necesarias, para que proceda al seguimiento y control efectivo de toda la actividad contractual» del Ayuntamiento.

Este requerimiento viene a densificar las sombras que la oposición ha proyectado sobre los procesos de contratación y adjudicación en los últimos años. Las dudas, que casi nunca se han materializado en procesos judiciales y cuando lo han hecho han negado la razón a los denunciantes de forma categórica, no solo impactan contra la imagen de quienes desempeñan un cargo político, también alcanzan a los funcionarios.

 

Tú vigilas.

Algunos de los casos vividos en la recta final de la legislatura colmaron la paciencia de los técnicos informantes. Además, en las mesas de contratación están presentes Secretaría General, Intervención General y el letrado jefe de los servicios jurídicos municipales. Su composición la completan el técnico responsable del servicio que va a proceder a la adjudicación, y que es el informante de los aspectos técnicos, y un presidente, que hasta la fecha ha sido siempre un concejal del equipo de Gobierno.

Pues bien, una de las propuestas que los ‘populares’ quienes poner sobre la mesa a Ciudadanos hoy y hacerla extensiva al resto de partidos es que, si Javier Lacalle logra ser investido alcalde, las mesas de contratación estarán presididas por un concejal de la oposición, si es que así lo desean.

Eso permitiría un acceso sin intermediarios y de primera mano a todos los informes técnicos y jurídicos que fundamenten una adjudicación. Además, el presidente es el encargado de firmar las actas de las reuniones de la mesa en cuestión, así que la oposición sería la primera en conocer los criterios aplicados a cualquier contrato, qué empresa es la recomendada por los técnicos y por qué y podría alertar sobre el procedimiento antes de que se culminara.

Quedaría por resolver cómo se ‘fiscalizarían’ los contratos de menor importe y los procedimientos negociados (aquellos en los que no es obligatorio sacarlos a licitación pública), pero esta oferta, apoyada por concejales y técnicos, es la que Lacalle quiere defender como el camino más corto para que en la oposición tengan de primera mano toda la documentación de los contratos.

Además, una de las áreas que mayor presupuesto maneja en el ámbito de las inversiones, la de Fomento, dejaría de funcionar como una Gerencia autónoma para volver a constituirse en concejalía. En los últimos mandatos han sido constantes las críticas feroces de la oposición al «oscurantismo» que permite el formato de la Gerencia, desde la que se han resuelto no pocos informes que han servido para apoyar polémicos procedimientos. 

En este caso se trata de una propuesta de Ciudadanos que será recogida en su tenor literal, y no será la única, aunque en otros aspectos la distancia es algo mayor «pero no insalvable», dijo el propio Lacalle a su salida, el pasado viernes, del primer asalto con el partido naranja. El segundo, hoy.