3 de cada 10 faltas al trabajo no se justifican

G. Arce
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El absentismo crece a un ritmo del 5,5% en Burgos y ya es un problema «grave» para una de cada cuatro empresas. la automoción es una de las actividades industriales con el absentismo más alto, mientras que la hostelería y restauración tiran a la baja

La construcción es uno de los sectores con menor absentismo. - Foto: Eugenio Gutiérrez

La ausencia del puesto de trabajo -justificada o no- se mantiene como uno de los principales problemas de productividad, costes y convivencia interna para las empresas burgalesas. Es un fenómeno que, lejos de minimizarse con medidas de flexibilidad y controles de personal más estrictos, sigue creciendo a un ritmo del 5,5% en Burgos. Es una estimación realizada por Randstad Research, que cifra en más de 24 millones de horas de trabajo perdidas en Castilla y León durante el primer trimestre del año por este motivo, entre las que 5 millones pueden corresponder a la provincia de acuerdo a su peso en la economía regional. La patronal FAE, por su parte,constata que 1 de cada 4 empresas asociadas reconoce que el problema va en aumento y su preocupación es «alta».

Dentro del concepto de absentismo laboral se diferencian las ausencias justificadas por una baja médica provocada por una incapacidad temporal y las que carecen de cualquier justificación. Así, casi el 32% de las faltas al trabajo ni se comunican ni se razonan, un porcentaje que, matiza Valentín Bote, director de Randstad Research, varía mucho dependiendo del sector que se analice. Así, no es lo mismo los trabajos de asistencia a personas (mayores, discapacitadas, etc.) y actividades sanitarias -los de mayor absentismo- con los de la construcción, el que menos registra.

«La composición sectorial que tiene la actividad económica en cada provincia es la que determina el absentismo», explica el experto de Randstad Research. En el caso de Burgos, destaca que la automoción es una de las actividades industriales con el absentismo más alto, mientras que la hostelería y restauración tiran a la baja la media provincial.

De acuerdo a este equilibrio, desde Randstad concluyen que el comportamiento en Burgos no difiere de la media regional, aunque se sitúa por debajo de la misma. Así, estiman que durante el primer trimestre, el absentismo creció un 5,5%, dos décimas por debajo del conjunto de Castilla y León y 3 por encima del índice nacional (5,2%).

«Entre 2008 y 2013 el absentismo descendió y desde 2013 está repuntando, alcanzando actualmente niveles similares al comienzo de la última crisis en 2008. Esta tendencia se ve en las faltas por baja médica porque en el resto de causas (no justificadas) su comportamiento es plano y no cíclico», explica Valentín Bote. A este comportamiento hay que sumar el hecho de que, en tiempos de bonanza y empleo, las bajas duran más, lo que confirma el peso del ‘efecto miedo’ (a perder el trabajo) que también está detrás de las ausencias y su duración.

Los estudios realizados por FAE en la industria local profundizan aún más en las particularidades de este fenómeno. Así, la mayor frecuencia de falta al trabajo se registra en las tareas de producción, que aglutinan el 65% de las ausencias frente al 6% entre los mandos intermedios. Mientras los menores de 30 años son menos proclives a las bajas, a partir de los 45 crecen.

 

PICARESCA

Las causas del absentismo en Burgos son muy diversas, de hecho, al abordar esta problemática es habitual el escuchar eso de que ‘cada trabajador es un mundo’. Detrás de una baja hay una causa involuntaria o inevitable en el 48% de los casos, por lo general, accidentes fortuitos o enfermedades comunes. En el 23% se atribuye la baja a la picaresca del trabajador y en el 8% a prácticas no saludables en su vida doméstica o profesional. En un 1% aparece los problemas de organización interna en la empresa o los generados por el tipo de trabajo que se realiza.

Sean justificadas o no, el coste para una empresa del absentismo es muy alto en gasto, horas y ajustes de personal. Ante esta tesitura, los empresarios, detallan desde FAE, abogan por aumentar el régimen sancionador, las inspecciones y también los servicios sanitarios. Según detalla Íñigo Llarena, vicesecretario de FAE, una falta de asistencia al trabajo de entre 1 y 3 días constituye una falta leve que en la mayoría de los casos conlleva una amonestación verbal o escrita al trabajador y, como mucho, la suspensión de empleo y sueldo por un periodo de tiempo limitado.
soluciones. No obstante, en muchos casos no es fácil definir los límites y resolver los problemas de fondo que suponen un caldo de cultivo para el absentismo. FAE ha realizado un sondeo entre las empresas más preocupadas y ha concluido que las medidas más aplicadas para minimizar la problemática han sido la implantación de un sistema de atención médica propio, la realización de un exhaustivo seguimiento de las bajas o la implantación de reconocimientos médicos.

Pues bien, estas tres medidas apenas han servido para reducir bajas. Por contra, sí se ha demostrado el éxito de la implantación de programas de promoción de la alimentación saludable, del ejercicio físico o del bienestar emocional. «Las empresas que tienen implantado este tipo de programas tienen unas cifras de absentismo por enfermedad de hasta un 30% por debajo inferior a otras sin tales programas en el sector industrial, porcentaje que aumenta al 40% en el sector servicios», explica Llarena.

Desde Randstad Research añaden que el absentismo requiere un análisis «empresa por empresa», porque no todos los problemas de fondo son iguales. «Las medidas de flexibilidad que permiten que el trabajador organice su jornada evitan problemas en la vida cotidiana  que al final derivan en absentismo. También son indicadas acciones que promuevan la vida saludable, la educación postural o la alimentación sana, lo que, a la postre, previenen enfermedades y reducen bajas médicas».

Es difícil cuantificar en la estadística pero también hay un factor clave que está detrás del absentismo: la falta de compromiso de los trabajadores o, desde otro punto de vista, la indiferencia de la empresa ante el hecho de que su plantilla se sienta cómoda, acuda contenta a trabajar y tenga un buen ambiente.