El Bosco se desconfina

EFE
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El Prado abre la sala del pintor flamenco tras más de siete meses cerrada al público a causa de la pandemia y lo hace con un montaje mucho más despejado y un espacio deslumbrante

El Bosco se desconfina - Foto: Ballesteros

Más de siete meses después de que El Bosco se confinase en el Museo del Prado a causa de la pandemia, la pinacoteca madrileña reabre la sala dedicada a este enigmático pintor con un nuevo montaje, más despejado y deslumbrante, pero con una ocupación restringida: solo podrán disfrutar de este artista holandés 40 personas a la vez. 

El autor de La Creación es uno de los mayores activos del Prado, solo superado por Velázquez y Goya. El museo atesora seis de las 20 obras que se le atribuyen, la más numerosa y la que mejor se conserva del mundo, en gran parte gracias a la obsesión coleccionista de Felipe II por sus enigmáticas y oníricas escenas.

Todas ellas pueden verse de nuevo en la sala 56 A del Prado, que permanecía cerrada desde el pasado marzo, como sucede con una parte del espacio de la pinacoteca por la crisis sanitaria. Sin embargo, la sensación que genera ahora la estancia abierta al genio de la pintura flamenca es completamente diferente.

Se han diseñado nuevos soportes más ligeros y menos voluminosos para los tres trípticos (El Jardín de las Delicias, Carro del Heno y La Adoración de los magos) y se ha creado un nueva vitrina para la mesa de los Pecados Capitales.

También se instalado una pantalla que muestra detalles de las obras, se ha cambiado la iluminación -especialmente la parte trasera de los trípticos- y se han pintado de verde oscuro las paredes, lo que resalta los vivos colores de las obras.

Los nuevos soportes parecen sencillos, pero están formados por piezas metálicas completamente desmontables para que los cuadros se muevan lo mínimo en caso de que tengan que ser sustituidos. En su interior, se ha instalado una manta para protegerlos del fuego, el humo, el polvo o el calor en caso de emergencia y se montan en solo 2,5 minutos.

«Esta es ahora mismo la sala más moderna del Prado», recalca Andrés Úbeda, director adjunto del Prado.

«Quienes trabajamos en la pinacoteca podemos disfrutar de las obras de una manera que el público no puede, nos podemos acercar o mirar los detalles con una lupa. Queremos compartir eso», explica Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca del Prado.

Un trazo enigmático

La magia y las crípticas escenas del pintor holandés, que están cuajadas de personajes y pequeños detalles, invitan a pasar tiempo ante ellas. «El Bosco es importante porque nos enseña a detenernos y a mirar», afirma Úbeda.

El museo decidió renovar la sala dedicada al pintor, mucho antes de la pandemia, por la masificación que estaba sufriendo: «La estancia estaba muriendo de éxito», describe Úbeda. La visitas se habían vuelto «incómodas», especialmente en un autor en el que la cercanía es importante para apreciar los detalles.

El año pasado, la sala recibió una media de 7.000 visitantes al día; en total, cerca de 2,5 millones. Ahora, solo la pueden disfrutar a la vez 40, ya que la cámara tiene un aforo del 75 por ciento de su capacidad por la pandemia, pero es difícil que se supere esa cifra.

La caída de asistentes extranjeros y las limitaciones de movilidad dentro de España han desplomado las visitas de los museos. La última semana solo visitaron el Prado un total de 8.734.

Además de los trípticos mencionados y la mesa, el Prado exhibe La extracción de la locura, Las tentaciones de San Antonio Abad y Paisaje con la visita de Tundal al Infierno.

Alguna de las obras ahora expuestas se integraron en Reencuentro, la muestra que reabrió el museo tras su cierre por la pandemia y que continúa abierta con una reagrupación de sus piezas maestras. 

El Prado inició su nueva andadura el pasado 6 de junio tras tres meses cerrado, un extraño período superado únicamente por la Guerra Civil. Por ahora, solo ha abierto la galería central, la zona de exposición temporal con Invitadas y algunas estancias de la planta baja.

El incierto futuro de la pandemia es también el de la reapertura completa del museo. «Lo que haremos será compartimentar la pinacoteca en módulos que se irán abriendo progresivamente en función de la situación», afirma un escéptico Úbeda.