CaixaBank agrava el éxodo bancario en Pancorbo y La Puebla

R.C.G.-Ó.C.
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La entidad subraya que no dejará sin servicio a los municipios, puesto que dispondrán de un autobús adaptado. El jueves se prepara una concentración de protesta en el enclave de Treviño

CaixaBank agrava el éxodo bancario en Pancorbo y La Puebla - Foto: Óscar Casado

La lucha contra la despoblación es uno de los grandes retos a los que se enfrenta el mundo rural. Para combatir la fuga de vecinos es imprescindible disponer de buenos servicios, algo que no siempre es fácil de conseguir. La Puebla de Arganzón y Pancorbo han sufrido un revés en los últimos días, ya que CaixaBank ha cerrado las sucursales que tenía en ambas localidades, confirmando el éxodo emprendido por otras entidades hace ya tiempo. En la localidad treviñesa se quedarán únicamente con un cajero de Kutxabank cuando hace no mucho contaban con cuatro bancos, mientras que en Pancorbo se mantienen Caja Rural e Ibercaja, si bien esta última solo abre tres días a la semana y en horarios reducidos.

CaixaBank subraya que no se va a dejar sin servicio a estos dos pueblos, puesto que a partir de este momento contarán con un autobús adaptado, equipado con todos los servicios que se prestaban en las sucursales existentes. Con este sistema se garantiza la atención en ámbitos rurales y se consigue además mantener la presencia en los pueblos con «un modelo sostenible a largo plazo, ajustándose a la demanda real que hay», remarcan desde la entidad.

CaixaBank quiere encontrar el equilibrio a través de la implantación del Ofibús. Este servicio se ofrecerá en La Puebla el segundo lunes de cada mes, de 13.00 a 14.00 horas, y en Pancorbo se recibirá, también los segundos lunes de cada mes, de 10.50 a 11.50 h. Este plan  se encuentra «en formato prueba», matiza la entidad bancaria. Por ello, «estamos abiertos a escuchar y estudiar cómo se puede ir mejorando», añaden.

En el otro lado están los vecinos, que se quejan del abandono que se sufre lejos de las ciudades. «Ahora que está en boca de todos la despoblación, habría que explicar que la misma viene motivada por la falta de servicios y las dificultades de vivir en los pueblos», asegura un comunicado que se ha repartido en La Puebla invitando a una concentración de protesta que tendrá lugar este jueves. Los residentes también se plantean recoger firmas, ya que la fuga de CaixaBank no solo implica quedarse sin una oficina física. La entidad bancaria prestaba otros servicios complementarios muy importantes en la localidad, como tramitar las ayudas vinculadas a la PAC. Los empleados también confeccionaban las declaraciones de la Renta a las personas de edad avanzada y a través de la obra social se financiaban actividades como excursiones, campamentos infantiles o la edición de libros.

A pesar de que La Puebla ha duplicado su población en las últimas dos décadas, gracias al crecimiento urbanístico, «para la banca no somos rentables», lamentan. Desde la fusión que llevó a que CaixaBank absorbiera Caja de Burgos (como Banca Cívica)comenzaron los recortes. Primero consistieron en limitar la apertura a dos días a la semana y ahora se elimina la oficina física en la que se ha atendido durante 70 años en la localidad para suplirla por un autobús itinerante, que por parte de los vecinos se remarca que se tendrá «en horario difícil de compatibilizar con la vida laboral».

Algo similar ocurre en Pancorbo, lugar que también han visto reducidas sus oficinas operativas en los últimos tiempos. «Las excusas son las de siempre, baja rentabilidad y reducción de costes», aseguran desde la corporación municipal, donde asisten impotentes a este cierre.

 

TAMBIÉN EN MIRANDA

Recientemente CaixaBank anunció la decisión de clausurar en Miranda la sucursal de la calle Arenal para unificar la atención en el local de Comuneros de Castilla, que se ampliará para crear la segunda store de la ciudad, puesto que ya se cuenta con una oficina de este tipo en la sede de San Agustín.

Las fusiones de las entidades bancarias, el incremento de la operaciones a través de internet, la centralización de servicios y la crisis han provocado una reducción notable de oficinas en la ciudad, que ha pasado de tener más de cuarenta a quedarse únicamente con una veintena.