La inercia pandémica impulsa el mercado inmobiliario rural

H. Jiménez
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La capital acaparó casi la mitad de las compraventas en 2020 pero fuera de ella el ritmo de crecimiento en el sector rondó el 10%, en busca de más espacio y oportunidades económicas

Escaparate de Inmobiliaria Renedo, especializada en la zona de Villadiego. - Foto: Patricia

Inma Tudanca tenía una ilusión desde hace más de cinco años. Quería mudarse a un pueblo pequeño, «con jardincillo y algo de terreno». Buscaba «algo en la provincia, sin preferencias por una comarca en concreta», y acaba de encontrarlo hace un par de meses. Ya tiene su casa, su sitio «de paz y tranquilidad». Y como ella, decenas de compradores que en los últimos meses están animando el mercado inmobiliario rural.

La inercia pandémica, con el afán que conlleva de búsqueda de lugares más espaciosos y abiertos, con libertad para moverse incluso en caso de confinamiento y con la perspectiva de pasar más tiempo en el pueblo cercano que de vacaciones en países lejanos, ha impulsado la compraventa en la provincia de Burgos a lo largo del último año y medio.

Según los datos del Colegio de Registradores de la Propiedad en su informe del primer trimestre de este 2021, y aunque la capital burgalesa acapara casi la mitad del sector, las transacciones fuera de ella crecieron un 7,3% respecto al mismo periodo del año anterior, cuando el coronavirus todavía se veía como un problema lejano.

Cifras similares de crecimiento, en torno al 10% e incluso el 15%, mencionan en distintas oficinas inmobiliarias consultadas por este periódico, tanto en Burgos ciudad como en la provincia y que venden casas, chalés y terrenos en pueblos.

Belén Arribas, de Servicios Inmobiliarios Arribas, en Salas de los Infantes y por tanto con conocimiento directo sobre todo el entorno de Demanda-Pinares, apunta que «el incremento se ha concentrado ahora, recientemente, con escrituras de mayo para acá». Dice que «el invierno fue muy flojo y cuando ha llegado el tiempo bueno se nota el incremento del interés por comprar casas en los pueblos porque la gente lo pasa mal en las ciudades en los pisos encerrados y no solo se venden sino que además se están reformando casas que se estaban deteriorando».

La propia Arribas añade que «aunque no haya muchas más visitas, las que llegan son de mayor calidad. Otros años se miraba mucho a ver si había un chollo, ahora lo hacen porque realmente quieren comprar».

60.000-70.000 euros. José Ignacio, de Inmobiliaria Renedo, especializada en la zona de Villadiego, sitúa el precio medio en «60.000-70.000 euros para una casa de pueblo que tenga terreno, que esté bien para entrar a vivir aunque necesite algún arreglo y redecorarla». Su experiencia en los últimos meses le dice que el cliente tipo es «una pareja que quiere la propiedad para irse a vivir de continuo, porque no le importa desplazarse todos los días o porque tiene una media jornada o posibilidad de teletrabajo que se lo facilita».

Y también se ha notado, según coinciden desde varias oficinas, una importante presencia de «parejas de jubilados o prejubilados, que no tienen ataduras porque los hijos ya son mayores y que en lugar de comprarse una casa en la playa como era tan habitual hace 20 o 30 años optan por algo en el pueblo o de mayor cercanía».
Ocurre esto último incluso con gente que no es de Burgos. Los vascos optan preferiblemente por las Merindades y es muy frecuente que las agencias inmobiliarias de Bilbao oferten en sus escaparates casas en Medina, Villarcayo o Espinosa, pero los altos precios de esa zona empujan a algunos a bajar un poco más al sur, incluso hasta el entorno de Villadiego, buscando además un clima más seco, más soleado y más castellano.

(La información completa, con testimonios y datos de toda la provincia, en la edición impresa)