Después de tres meses sin datos de ocupación en los alojamientos turísticos rurales, cerrados por el estado de alerta, junio fue testigo del despertar de los viajeros, pero con datos aún insignificantes respecto a los del mismo mes de 2019. De hecho, ni siquiera estamos hablado de la ocupación de todo el mes, sino de 9 días, una vez que fue el 21 de junio cuando se levantó el estado, por lo que los datos comparativos con los de junio del pasado año no son un reflejo real de la ocupación. Además, la disposición de plazas a partir de la vuelta a la ‘nueva normalidad’ no ha sido del 100%, sino del 39,2% según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística. Junio, en todo caso, suele ser un mes bueno para el turismo rural de la provincia; aún los viajeros no se han decidido por la playa o la montaña, por lo que se aprovechan los fines de semana con buen tiempo ya para escapadas familiares o de amigos a entorno naturales tranquilos. La covid-19 truncó las buenas expectativas que tenía el sector turístico provincial.

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