El anunció del vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, de reducir el horario de los bares especiales y las discotecas, que deberán cerrar a las dos de la mañana y no permitir el acceso a los mismos a partir de las 1.30 horas, no ha causado sorpresa en el sector, aunque no por ello esté de acuerdo no la medida y vuelva a mostrar su malestar por una decisión que veía venir. «Estamos indignados porque el ocio nocturno está siendo el gran perseguido en esta pandemia y al que se le está responsabilizando de la expansión del virus cuando luego los datos no dicen eso. Es muy injusto», subrayó el presidente de la Federación de Hostelería, Fernando de la Varga, poniendo el foco en que los rebrotes del virus detectados hasta el momento en Burgos no han tenido su origen en este tipo de establecimientos.
 De la Varga aseguró que el anuncio de ayer, que se publicará  en breve en el Boletín Oficial de Castilla y León, «no sirve de nada» si no se pone coto a los botellones, preguntándose por qué no existe un mayor control sobre los mismos y destacando que los locales afectados «están haciendo bien las cosas». En este punto, hizo referencia a que la restricción deja poco margen de maniobra para trabajar a estos negocios, donde no sirven comida y su horario de apertura comprende desde las 10 u 11 de la noche hasta las 4.30 o 6.30 de la madrugada dependiendo del tipo de licencia que tengan y con un margen de media hora más durante el periodo de los meses estivales.

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