Vecinos contra un parque de 55.000 placas solares

B.A.
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Aseguran que si esta instalación y la de 6 aerogenadores siguen adelante, a pesar de ubicarse en una zona de aves declarada como protegida por la Junta, abandonarán la localidad

Un grupo de vecinos de la localidad, cercana a Vivar del Cid y Sotopalacios, protesta contra los proyectos. - Foto: Alberto Rodrigo

Lo consideran una imposición. Están en contra de la gestión que se está llevando a cabo para la instalación de energías renovables en algunos municipios y no están dispuestos a que conviertan su paraíso, ese lugar en el que han invertido dinero y han apostado por una vida en el medio rural «en un polígono industrial». Son 10 familias que residen en Celada de la Torre (pedanía perteneciente al Valle de las Navas), o que tienen casa allí, y se han alzado en contra de la instalación en su entorno de un parque solar con más de 55.000 paneles, a escasos 400 metros del casco urbano, y de 6 aerogeneradores, a un kilómetro. No es un capricho, exponen sus argumentos y lo tienen claro: «si lo plantan, nos vamos». 

Se sienten indefensos y desinformados. «Nadie ha comunicado nada al alcalde pedáneo y a día de hoy no se ha puesto en exposición pública en el tablón del ayuntamiento del Valle de las Navas el anuncio del BOP del día 9 de diciembre sobre la instalación fotovoltaica. Da la sensación de que lo que se busca es que se pase el plazo y no se puedan presentar alegaciones», comenta Óscar Navazo, que apostó por vivir en Celada hace más de 20 años e iniciar allí un proyecto de vida que ahora se le está desmoronando. «Hablan de la España vaciada y siguen tratando a los pueblos y a quien viven en ellos como ciudadanos de tercera»

Eso les pasó con el tiempo para presentar los recursos a la instalación de los 6 molinos de última generación promovidos por Elawan Energy. «Ahora tenemos que recurrir cuando la Junta de Castilla y León lo presente al Ministerio de Industria, que es un procedimiento más costoso. Sospechamos que esos 6 serán una primera fase y van a bordear al pueblo por el sur», dicen. En cambio, ya han redactado los que van a presentar para la instalación de esos 55.000 paneles en unas 40 hectáreas muy próximas al pueblo y que supondrán una inversión cercana a los 9 millones de euros por parte de Azimutal SL Fotovoltaicos. «Se trata de una modificación de un proyecto anterior que la Junta de Castilla y León echó para atrás por un informe desfavorable de Medio Ambiente, pero está ubicado en una zona colindante con el páramo anterior», explica uno de los 40 vecinos en contra de estos dos proyectos y que firman las alegaciones. 

Entre sus principales argumentos se encuentra el valor que tiene el paraje que se pretende convertir en huerto solar para la flora y la fauna. «Es una incongruencia, ya que este espacio está declarado por la Junta como Zona de Sensibilización Ambiental para Aves Esteparias y la instalación de este tipo de parques supone una amenaza para ellas», afirman los vecinos, que recuerdan que cada año son testigos de su ciclo vital en este espacio y reiteran que «es una contracción brutal que declaren una zona como protegida y después den pie a la construcción de estos dos proyectos de renovables». 

En el texto que han redactado también recogen dos alegaciones que hacen referencia a la imposición del promotor para continuar adelante con esta iniciativa. «El propietario de una de las parcelas comunicó al impulsor que no estaba interesado y la respuesta que obtuvo fue que seguiría adelante con el proyecto». Según comenta Óscar Navazo, estás empresas, amparadas por la ley, pueden instar a la expropiación de parcelas a expensas del bien público y el interés común. Los vecinos también denuncian en sus alegaciones que una parcela de la junta vecinal de Celada de la Torre había sido incluida en el proyecto sin previa comunicación oficial. «El presidente de la junta vecinal hizo saber al promotor que la mayoría de los vecinos estaban en su contra, y este señaló que la voluntad de estos era irrelevante, por lo que ha procedido a la inclusión de dichas parcelas arbitrariamente en su proyecto. Sentimos una gran impotencia». 

Impacto social. Otra de sus quejas muestra cómo las parcelas donde estará la instalación fotovoltaica se encuentran solo a 400 metros de la localidad, «por una zona donde hay un camino por el que pasean los mayores y los niños van en bicicleta. Todo ese entorno quedará vallado y ocupado por los paneles», aseguran estas familias, dispuestas a vender sus casas y abandonar el pueblo, dos de ellas con los únicos niños que residen en Celada. «Optamos por vivir en el medio rural, crear allí nuestro proyecto de vida, y hemos hecho una gran inversión en lo que es nuestro hogar. Nuestro entorno pasará a ser un paisaje industrial de espejos y nuestros bienes sufrirán una gran depreciación si al final estos proyectos siguen adelante», comenta Tomás Mata, que pasó 10 años restaurando una casa en ella y hace 4 regresó a vivir al pueblo donde nació, con su mujer y dos de sus tres hijas, de 10 y 13 años. 

No quieren dar pena, sino luchar por tratar de que finalmente no se instalen allí. «El impacto de los molinos lo consideran como moderado, pero eso es una apreciación técnica y subjetiva, ya que alcanzarán los 200 metros de altura con las aspas en vertical. Ahora no me puedo callar, tengo que pelear para que mis hijas vean que defiendo unos principios que son los que hicieron que decidiéramos vivir en el pueblo». En cuanto a las formas con las que se ha procedido lo tiene claro. «Intuíamos que se estaba gestando algo, pero desconocíamos que los pasos fueran tan firmes. Aunque de forma legal no tienen la obligación de informar más allá de exponer los documentos, entendemos que si que hay una obligación ética de hacerlo, y en este sentido la actitud ha sido muy reprochable y una injusticia tener que enterarnos de esta manera», explica Tomás Mata, que afirma que en este caso o convives con ello o te vas, y él lo tiene claro, dejar atrás Celada para no vivir en un espacio rural convertido en industrial. «Entiendo que haya personas que estén a favor, y lo respeto, pero en este caso está siendo una imposición y eso es una barbaridad». 

Tanto Tomás como su familia y sus vecinos quieren alzar su voz y aseguran que ecología y futuro para el pueblo también es vivir en él, cuidar de su fauna y de su flora. «Así es como se mantiene», afirman con la ilusión de poder seguir disfrutando de una Celada virgen, sin alteración de aerogeneradores o paneles fotovoltaicos.