GAP, energía creativa

I.L.H.
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Más que crear o destruir, modelan su ingenio hasta convertirlo en algo único, un proceso que no está al alcance de cualquiera. 12 artistas del gremio lo demuestran en el Espolón

Ocho de los creadores posan junto a las esculturas de Fernando Arahuetes, presente también en la muestra. - Foto: Valdivielso

Para crear hay quien parte de la destrucción, en el proceso creativo a veces se hace y otras se deshace, se parte de la nada o se reutiliza. En los conceptos Creación/Destrucción se centran 12 de los 14 creadores del Gremio de Autores Plásticos (GAP) para presentar su obra desde esta tarde en el Consulado del Mar. Pero igual que la energía ni se crea ni se destruye, estos genios transforman y modelan su ingenio hasta convertirlo en una obra que habla de ellos y susurra por sí misma, una pieza de arte que no es fácil repetir.

Ese impulso que les hace despertarse cada día tiene en esta muestra forma de madera, fotografía, acuarela, pintura, cerámica y piedra que hablan de guerras y nacimientos, del poder, de declives y ninfas, ciudades o mitos. Y tiene la intención de ser conector de energía entre los miembros del Gremio de Autores Plásticos: «Es una de las razones de exponer juntos: apoyarnos, ayudarnos, aprender del otro y enriquecer la muestra de cara al espectador», resume Beatriz Marcos, comisaria de la exposición.

Esa energía compartida y la forma en la que tienen de arroparse es también la razón por la que los miembros del grupo que ayer montaban la muestra decidió posar junto a las esculturas de Fernando Arahuetes, que no puede estar presente por problemas de salud. Pero lo está con los dioses en piedra que tenían forma de hombre y el polvo del que estaban hechos, y en la maza que espera recobrar su bravía.  

Antes de llegar a la obra de Arahuetes el espectador habrá iniciado el recorrido con las dos fotografías de Sacris:los modernos rascacielos levantados en Madrid y el pueblo de Mansilla sepultado en el pantano. Óskar Díaz hace de su Tierra y hombre una transformación de la madera que procede de la naturaleza en una pieza creativa. Beatriz Marcos ha elegido el paraíso de dos niños desamparados y el infierno del fuego provocado.

También es pintura la obra de Elvira Mateos con la que transforma los mitos para que perduren en la memoria. La artista, además, está presente en uno de los cuadros de Rafa Mediavilla, que utiliza la granada como símbolo del nacimiento (con la fruta que sostiene una Mateos embarazada) y la muerte (las bombas de la guerra de Siria). Luiso Orte construye un bodegón con plátanos y deja que el individuo lo deforme dándole un valor económico, aludiendo a la fruta pegada que Maurizio Cattelan vendió por 120.000 dólares. Simón de Castro crea en acuarela una misma atmósfera para combinar la creación y la destrucción.

Una alegoría de la guerra y lo que se pierde es el puzle de Humberto Abad (junto a estas líneas). Y del poder del fuego para crear o destruir hablan los contenedores de agua de José Luis Ramos. Fran del Hoyo pinta a Danae y Lilith con fuego y pan de oro e Ismael Ali de Unzaga retrata la caída del sistema americano con un Capitolio en plena descomposición que pintó hace 10 meses.