Recuerda con absoluta nitidez cuanto sintió el día que murió Félix Rodríguez de la Fuente: estupor, incredulidad y una tristeza innombrable. Infinita. No olvida tampoco cuanto aconteció después: vació su hucha para contribuir a la instalación de un monumento en su ciudad, Málaga, en memoria al universal naturalista burgalés. Fueron los niños de esta ciudad los que pagaron el monumento. Los niños. Lo evoca Manuel Calvo como si fuera ayer. Porque Félix marcó su infancia y juventud, como también lo hicieran Miguel de la Quadra-Salcedo y Jacques Cousteau. Cuarenta años después de la pérdida irreparable de Félix, este aventurero malagueño de 53 años va a viajar a Alaska para realizar el mismo recorrido que hizo el burgalés antes de que la avioneta en la que viajaba se estrellara contra la nieve.
"Soy apasionado de la naturaleza y de la fauna por ese virus que nos inoculó Félix. Soy cetrero también por su culpa. Al margen de una profunda admiración por lo que representó Félix y por su legado, a mí lo que me preocupó y me llevó a embarcarme en esto fue constatar que las generaciones actuales apenas si saben quién fue Félix Rodríguez de la Fuente", explica Calvo a este periódico. "En este país somos dados a olvidarnos especialmente de los más grandes", apostilla.
Así que, como no podía ser de otra manera, la sexta expedición de lo que se llama ‘Desafío Ártico’ (proyecto liderado por este aventurero que tiene como objetivo concienciar sobre los efectos del cambio climático, el fomento del deporte y la difusión de la cultura del perro impulsado por Tiendanimal Educa -la mayor campaña educativa a nivel nacional para fomentar entre el público infantil el respeto hacia los animales- y organizado y patrocinado por MaratónDog, Tiendanimal y Royal Canin) tenía que ser en homenaje a Félix toda vez que el próximo día 14 de marzo se cumplen 40 años del fallecimiento del biólogo pozano.
"Quería incluir la figura de Félix en estos desafíos. Conseguir que los chicos de ahora sepan quién fue. Félix tenía un mensaje que hoy sería actualidad. Hace 50 años él defendía la protección de la fauna y el medio ambiente. Félix, además de un pionero, fue un visionario. Ya hace medio siglo contaba que la nuestra sería la generación de la basura. Creo que su mensaje tiene plena vigencia".
Esta aventura, que le llevará dentro de unos días a las tierras de Alaska (saldrá de Madrid el 4 de marzo), tiene un alto componente sentimental para Manuel Calvo. "Personalmente, va a ser una de las expediciones más bonitas que voy a hacer en mi vida. Y cuento con el apoyo de la familia de Félix". Va a tener el aventurero malagueño un detalle simbólico, cargado de fuerza. Se ha comprometido a coger tierra del lugar en el que murió Félix para traerla en una urna a España y depositarla en Poza de la Sal. "Para que la tierra que le vio nacer esté hermana con la tierra que le vio morir".
El malagueño se moverá en tan lejanas latitudes acompañado por un trineo que será movido por dos perros Alaska Malamute que llevará desde España. La aventura culminará en la ‘Iditarod Trail Sled Dog Race’, la carrera de trineo con perros más importante del mundo a la que Félix Rodríguez de la Fuente tenía previsto acudir antes del accidente. "En todas mis aventuras el protagonista es el perro. En su último capítulo de ‘El hombre y la tierra’ Félix ya alertaba del riesgo que corría esta raza de perros autóctona de Alaska. 40 años después, voy a ir yo con dos perros de esa raza desde España".
Una gran inspiración. "Tengo muchas ganas de hacerlo. Para mí, Félix ha sido alguien trascendental en mi vida. La forma que tenía de comunicar... Era increíble. Me hizo ver la naturaleza más allá de lo superficial. Me hizo ser consciente de las maravillas de las que estamos rodeados. Félix Rodríguez de la Fuente fue una inspiración para muchas cosas y le ha dado sentido a muchas de mis pasiones: la cetrería, la montaña...", concluye el aventurero que honrará la memoria del universal naturalista pozano.