Carlos Barbero (Burgos, 1991) acabó el pasado domingo su primer Tour de Francia. Y lo hizo con la ilusión de un debutante en una prueba en la que en principio no estaba prevista su presencia y en la que ha intentado aprovechar cada momento de la carrera más importante del mundo. 

«Ha sido una experiencia muy buena. Siempre sueñas  estar en una prueba como esta, aunque es muy dura. Ya se ha visto por la tele que todos los días han pasado cosas, no ha habido ni un día tranquilo. Corredores que han estado en varios tours han dicho que ha sido más duro que otros años. Ha existido mucha disputa, no tanto en la general, en la que Pogacar marcó la diferencia muy pronto, pero sí con mucha batalla», explica Carlos Barbero, ya de regreso y en pleno proceso de recuperación del esfuerzo acumulado.

Después de 21 etapas, Barbero destaca que en el Tour «todo es a lo grande, con  muchísimo público, muchísima prensa, los equipos van con mucha gente».

«Están los mejores ciclistas de cada momento y en su mejor momento de forma. Ya se sabe que el ritmo es alto, pero también en una clásica de pavé existe esa tensión», continúa.

Barbero admite que Pogacar «dominó desde la crono inicial. No ha estado en dificultades en ningún momento y así lo reflejan los tiempos en la clasificación general».

Y destaca el rendimiento de un ciclista como Van Aert: «Tanto él como Mathieu Van der Poel y toda esta generación son grandes talentos. Pero Van Aert es muy polivalente, ha ganado en todos los terrenos. Eso no está al alcance de casi nadie».

En cuanto a la participación española, Carlos Barbero cree que «el aficionado español está mal acostumbrado» y recuerda que la mayoría de ciclistas presentes tenían un cometido muy diferente al de luchar por la general o por victorias de etapa: «Hay que estar dentro del Tour y hacer el papel que te piden en el equipo. A muchos les ha tocado trabajar para otros. En la general, Mas ha sido sexto y Peio noveno. Han estado ahí y ganar solo gana uno».

La especialidad de Carlos Barbero se centra en el sprint, aunque en tierras francesas su trabajo ha sido ayudar al equipo y su mejor puesto en una llegada fue el 17º puesto en la etapa 12.

«No cambia mucho con respecto a otras llegadas en otras carreras. Esa tensión, el riesgo existe siempre pero en este Tour hubo muchas caídas al principio. Toda la gente quiere estar delante», concluyó Barbero.