Una obra nimia impide reabrir toda la calle Embajadores

H.J.
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La retirada del muro de ladrillo del callejón de las Brujas implicará la ejecución de una barandilla para asegurar un gran desnivel, y esto exige licitar un nuevo contrato por parte del Ayuntamiento

Aunque haya una pared, el agujero que lleva años sin tapar permite atravesar el callejón. - Foto: Patricia González

La reapertura de la calle Embajadores, popularmente conocida como ‘el callejón de las Brujas’, se topa con una última dificultad en su tedioso camino de los últimos años que está a punto de finalizar. Después de que el Ayuntamiento había hecho lo más difícil liberando la parte inferior de esta vía, retirando los apeos metálicos que sujetaban las pocas casas antiguas que quedaban en pie y construyendo un muro de hormigón que le aporte dignidad y recupere su alineación medieval, aún le falta tirar la pared de ladrillo que lo cierra en su extremo más alto, el que se asoma a la Catedral.

Precisamente esta pared lleva agujereada muchos años y por ella se han colado cientos de personas cuando no debían. Ahora, paradójicamente, sirve como comunicación en la calle recién rehabilitada pero no termina de caer. Y así seguirá unas cuantas semanas o meses, porque su eliminación necesitará la tramitación de un contrato de obra.

Hace poco más de un año, y tras otra preparación engorrosa desarrollada en la anterior legislatura, la concejalía que entonces presidía el socialista Daniel Garabito adjudicada los trabajos de adecentamiento del callejón por un importe de unos 30.000 euros. Estos han permitido levantar el muro de hormigón que ejercen de separación respecto a varios solares orientados hacia la calle Fernán González y también abrir la parte inferior del callejón, la que discurre pegada a la iglesia de Santa Águeda. Sin embargo, no incluyeron el derribo de los muros de ladrillo del extremo superior.

El ahora concejal de Licencias, el ‘naranja’ Julio Rodríguez Vigil, apunta citando a los técnicos de su propia sección que «se planteó que la Brigada de Obras podría hacerse cargo de la demolición y retirada de los cerramientos existentes, pero al no contar con material para ejecutar una barandilla nueva que hay que hacer, habría que licitar un contrato de obra».

Antigua barandilla. En efecto, si se retiran los ladrillos se generará un importante desnivel respecto a una parcela contigua. No hablamos de varios metros, pero sí de una diferencia de altura suficiente como para que pudiera generarse más de un susto y por tanto allí habrá que reponer una barandilla que en su momento ya existió, como sugieren varios poyetes de piedra incrustados entre el muro enladrillado.

El Consistorio, por tanto, tiene ante sí el último y pequeño paso para reabrir la calle Embajadores, un hito tan simbólico para el barrio que la asociación de vecinos Casco Histórico Alto quiere celebrar realizando un gran grafiti en el nuevo muro de hormigón que ha levantado la administración y que en pocos meses ya se ha llenado de pintadas.

La propuesta fue presentada en el mes de diciembre a Rodríguez Vigil, poco después de que este último accediese al cargo tras la entrada de Ciudadanos en el equipo de Gobierno municipal, y recibió una acogida positiva por parte del concejal. Solo falta ponerla en práctica, lo que tratándose de la administración siempre suele ser lo más difícil, aunque en este caso únicamente se necesita que la asociación reciba el permiso para ejecutarlo.