«Vía de Italia. Respeta el entorno». En las inmediaciones del campo de golf de Riocerezo, un cartel informativo daba la bienvenida a los paseantes o ciclistas del entorno y anunciaba la presencia de un bien histórico.  Junto a esa señal, en diciembre del lejano 2007, el ingeniero Isaac Moreno Gallo se felicitaba por las iniciativas de explotación turística que se habían aplicado a la vetusta calzada de Quintanapalla.

Este experto en vías romanas mostraba con orgullo las características del camino, entre Italia e Hispania, que conectó en la antigüedad Mediolanum (Milán) con Legio (León) y atraviesa el páramo en dirección oeste, desde la mencionada localidad hasta la propia capital burgalesa, recorriendo las inmediaciones del campo de golf y pasando después por Hurones o Villayerno Morquillas.

La calzada burgalesa fue una de las primeras en toda Castilla y León en ser señalizada con paneles informativos para deleite de los potenciales visitantes. De ahí que fuera motivo de celebración que su conocimiento y difusión públicas evitasen a partir de ahora su olvido y su destrucción. Pero lamentablemente los últimos 15 años no han sido para ella como los anteriores 2.000.

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