En diciembre de 2007, justo en los albores de la crisis que terminaría con las cajas de ahorros, en la provincia había una sucursal financiera operativa por cada 665 habitantes y cajeros automáticos casi en cada calle de la capital. Dos décadas después, en plena crisis sanitaria, son 1.276 habitantes por sucursal, no todas ofrecen servicios a tiempo completo y los cajeros casi han desaparecido. Por el camino se han cerrado 250 oficinas -muchas de ellas en el mundo rural-, a las que se sumarán una veintena más en los próximos meses por las fusiones y los EREen marcha en la banca y, muy especialmente, por los cambios en los hábitos digitales de los ahorradores acelerados por la pandemia.
En la capital y provincia hay operativas 278 sucursales, según los últimos datos del Banco de España, que no detallan la reducción o limitación de servicios financieros presenciales que impera en muchas de ellas al amparo del desarrollo de la banca digital y también de los ajustes de personal. Es una cifra muy alejada de las 560 que se contabilizaban en diciembre de 2007.
También han mermado drásticamente las entidades financieras con presencia física en la plaza de Burgos, hoy apenas suman una decena y pronto bajarán de este número con la unión definitiva de dos actores principales en este mercado: CaixaBank y Bankia.
Pese a los cambios en marcha, se da la paradoja de que hoy los burgaleses tienen más dinero ahorrado que nunca en los depósitos bancarios, concretamente, 11.729 millones de euros en datos del pasado mes de septiembre del Banco de España. Esta cifra extraordinaria, atribuible a la congelación del gasto de las familias ante los confinamientos y la falta de movilidad, solo se superó en junio de 2011, cuando se alcanzaron los 12.195 millones de euros.
Pero los depósitos estáticos ya no son negocio para los bancos, de hecho les supone un coste mantener tal cantidad de capital sin movimiento. Donde está el negocio -además de en la comercialización de productos financieros con riesgo y la venta de todo tipo de seguros- es en los créditos a particulares, empresas y administraciones, que ascienden a 7.541 millones de euros. Es la mitad del volumen que se registraba en julio de 2010, cuando se superaron los 15.000 millones prestados con sus respectivos intereses gracias al auge que aún vivía el mercado de la vivienda. Las cifras actuales vienen marcadas además por el estancamiento y el escaso crecimiento de los últimos 3 años, que muchos auguran un declive tras lo ocurrido en 2020.
Más cierres. Los sindicatos advierten de que el ajuste de red y de plantillas proseguirá este año y no tiene visos de parar. A este respecto, una vez que Competencia ha dado el visto bueno a la operación, se está a la espera de que se inicie la negociación laboral que implica la fusión de CaixaBank y Bankia y que en Burgos y provincia afecta a 71 sucursales de la primera y 6 de la segunda y a un total de 450 trabajadores entre las dos. Se da por hecho de que, al menos, habrá un solapamiento de 6 sucursales y se habla de la salida de hasta 30 trabajadores, apuntan desde UGT.
Santander tiene en proceso 10 cierres de sucursales, 5 Ibercaja y BBVA también tiene en marcha un nuevo ERE que implicará menos oficinas y menos plantilla. Muchas de estas clausuras, denuncian, son efectivas desde hace tiempo porque estas oficinas señaladas operaban a mitad de jornada, en días salteados o incluso durante unas pocas horas a la semana.
mundo rural.
(La información completa y los gráficos, en la edición impresa de Diario de Burgos de este lunes)