El desarrollo de la ciudad es una de las principales preocupaciones de Miranda. La llegada de empresas es solo una de las prioridades, seguramente la más importante, pero más allá de este punto hay muchos aspectos que también hay que plantearse para que evolucionen. Para tener claros todos estos puntos se va a establecer un plan estratégico de ciudad para el periodo 2020-2030. Diez años en los que la ciudad debe dar un cambio para asentarse y no perder peso.

El anteproyecto ya está cerca de terminarse por parte de Miranda Empresas, donde se anuncia que el documento definitivo se terminará este mismo año y para el que se cuenta con la colaboración del Observatorio Mirando al Futuro, un grupo de trabajo que surgió de la Universidad de la Experiencia. Su presidente es José Antonio González y fue él quien explicó «los retos» que se que afrontarán con este plan para la ciudad.

Lo primero que se tiene claro es que el documento tiene que tener «un consenso» entre los diversos ámbitos de la sociedad mirandesa, las propias administraciones y los partidos políticos «a los que ya hemos convocado para hacerles partícipes del proyecto para que sea de todos y porque ellos son los que lo tienen que abanderar». 

Esto es algo que se perseguirá este año, aunque en el plan González detalló e indicó cuales serán las «líneas estratégicas». Entre ellas se tiene claro el potencial medioambiental o cultural de la ciudad, tanto para los habitantes como para el turismo que se puede atraer gracias a estos factores. La intención es «hacer una ciudad amable para vivir», aunque también hay otros aspectos más ligados a la economía como el desarrollo tecnológico o la logística.

También se plantean proyectos concretos como «convertir Garoña en un centro de descontaminación radiológica del material de los hospitales» o crear una «casa del río», en el que poder vertebrar los intereses de las comarcas del Ebro.