Clamor vecinal en Venerables por el creciente vandalismo

FERNÁN LABAJO
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La Policía Local extrema la vigilancia tras las incesantes quejas de los residentes durante más de tres meses

Clamor vecinal en Venerables por el creciente vandalismo - Foto: Patricia González

Para que una zona tradicionalmente tranquila como la plaza de Venerables se convierta en apenas tres meses en el epicentro del botellón y en un pequeño espacio donde el vandalismo juvenil campa a sus  anchas atemorizando al vecindario se tienen que dar muchas circunstancias. Podría decirse que la primera es la pandemia, pero lo cierto es que ya hace más de un año la Policía Local ubicó en este lugar uno de los focos en los que habían ido a parar adolescentes que bebían en la calle tras erradicar gran parte de las masificaciones del Castillo. Pero nunca vieron venir en lo que se ha convertido porque entonces no molestaban a nadie y al terminar recogían. El virus sí que hizo la bola más grande. Allí coinciden ahora los que bajan de la zona de San Francisco con los que fueron ‘desplazados’ de Santocildes y con algunos grupos llegados desde otros barrios. El resultado son aglomeraciones de chavales en las que no se cumplen las restricciones sanitarias, destrozos del mobiliario, peleas y muchas molestias a los residentes, que ya han dicho basta.

Se han tenido que cruzar muchas líneas para que la Policía, por fin, haga algo por resolver la situación. Los vecinos se han hartado de llamar todos estos meses en busca de soluciones sin que al otro lado del teléfono recibieran respuesta. Y si la obtenía, consideran, era muy tímida. «Todos los días hay jaleo, aunque especialmente los fines de semana. Avisábamos a las autoridades, pero simplemente pasaban un segundo con el coche y se iban. Los chicos les veían venir y se marchaban, pero al rato volvían. Nos dicen que no pueden hacer mucho más», lamenta Gorka, un joven que reside en uno de los bloques que da a la plaza.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)