El 'bosque' de velas que invita a pasear

CÉSAR CEINOS
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Más de un millar de velas transforman el paseo de la Sierra de Atapuerca y la orilla del río Arlanzón en un espacio muy original que invita a sacar fotografías y a caminar entre el fuego

Los puntos de luz delimitan un sendero en el césped. - Foto: Jesús J. Matías

Entreluces, una obra de arte efímero creada por Phillippe Blanchouin y adaptada al paseo de la Sierra de Atapuerca y la orilla del Arlanzón, es una invitación a recorrer con calma y serenidad una zona muy conocida por los burgaleses, pero totalmente alterada por la atmósfera que generan más de un millar de velas situadas en el suelo, en el césped, entre los árboles y en algunas estructuras. «Transmite mucha paz y tranquilidad pasear entre el fuego», aseguró Beatriz Artola, una de las miles de personas que se acercaron ayer, día del estreno, hasta las inmediaciones del Museo de la Evolución Humana.

La propuesta artística no solo gustó a los visitantes que buscaban sosiego en una época del año en la que las reuniones familiares  destierran prácticamente el silencio de las casas. También agradó a los que no pierden la oportunidad de tirar una fotografía, bien a sí mismos, bien a sus familiares y amigos, siempre que observan algo original y llamativo, como sucede en este caso. Muchos viandantes desconocían el porqué de la colocación de las velas (y más de uno seguro que se volvió a casa a cenar sin saberlo), pero se acercaron a verlo de cerca y sacaron algunas imágenes para el recuerdo. «Íbamos a ver el belén del Ejercito, pero hemos pasado por aquí, nos ha llamado la atención y hemos venido», comentó Olga Fernández.

Los móviles (y alguna cámara) tuvieron mucho trabajo desde el encendido de las primeras mechas hasta su apagado. Hubo algún curioso que se sentó tranquilamente en las escaleras de la ribera, pero eran más los que posaban. De hecho, el artista, que era uno de los que caminó por la zona, ya intuía que la gente iba a hacer fotos y las facilitó colocando elementos tridimensionales, como el caballo que llamó la atención al pequeño Javier Ferrero, o poniendo los puntos de luz colgados de las ramas.

Los comentarios del público, en líneas generales, fueron muy positivos, en parte por su originalidad. «Es precioso. Me ha gustado mucho», sentenció Eloísa Molero, una turista que visitó Burgos junto a su marido. Por su parte, Estela de la Fuente, que llegó a la ciudad del Cid para estar con sus seres queridos, destacó la belleza de Entreluces, aunque reconoció que «con tanta gente es difícil que haya un ambiente íntimo».

Quien no haya pasado por este céntrico punto de Burgos para ver esta obra de arte efímero puede hacerlo hasta la víspera de Reyes de 18:00 a 22:00 horas. Podrán encontrar la paz, un buen fondo para una foto o ambas cosas.