Varios presos piden cumplir parte de la pena en su casa

F.L.D.
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Los abogados ven improbable que los jueces accedan a estas solicitudes tras la cancelación de permisos y visitas a la cárcel

Varios presos piden cumplir parte de la pena en su casa - Foto: Patricia González

El avance del virus es imparable y el miedo al contagio ha abierto la puerta a que algunos condenados que cumplen penas de prisión se agarren a un clavo ardiendo. Hace una semana, la alta comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, instó a los gobiernos a poner en libertad a los reos para evitar la propagación de la enfermedad en los centros de reclusión. En España, Instituciones Penitenciarias dictó una orden para que los presos en regímenes de semilibertad o tercer grado no tuvieran que volver a la cárcel a dormir. En base a esto, algunos internos burgaleses han solicitado continuar con su encierro, pero en su casa bajo una localización permanente. Sin embargo, estas peticiones tienen muy difícil prosperar. 

Este tipo de penas, que vulgarmente se denominan arrestos domiciliarios, obligan al condenado a permanecer en su vivienda o en un lugar fijado por el un juez en sentencia firme. Sin embargo, tal y como explica el abogado Ignacio Echevarrieta, "su aplicación queda limitada a determinados delitos leves, como modalidad de responsabilidad personal subsidiaria por impago de la multa impuesta o como sustitución de la prisión inferior a tres meses". Esto ya permite a los magistrados dar un primer portazo a los internos que soliciten conmutar la prisión por la localización permanente. 

Los letrados, por lo general, son muy claros en casi todas las variantes, ya sean presos que están en el centro de manera preventiva a la espera de juicio o que se encuentran al final de su condena. "Pongamos que a una persona aún le quedan dos años y, por miedo a un contagio, pide cumplir parte de la pena en su casa mientras dure el estado de alarma", ejemplifica Juan Carlos Bañuelos. "No tiene sentido que me saquen dos meses o lo que lleve el confinamiento y luego vuelva a la cárcel. Se puede intentar porque, al ser una situación excepcional no sabemos cómo van a reaccionar los jueces, pero con la ley en la mano le veo pocas posibilidades de prosperar", incide para terminar puntualizando, "a no ser que le quede muy poco tiempo y lo pida por esa situación de emergencia, pero es difícil". 

En este punto, Echevarrieta recuerda que alegar la alerta sanitaria a día de hoy no va a hacer variar la opinión de los magistrados porque "la situación en el centro penitenciario de Burgos está perfectamente controlada", más aún tras la supresión de las visitas de familiares y de los permisos de salida de los reclusos. Asimismo, se han seguido las recomendaciones establecidas por Instituciones Penitenciarias en materia de prevención, como la creación de un módulo especial para que los internos de tránsito, o los que habían salido en algún momento de la prisión, puedan pasar una cuarentena. En resumen, en este momento es más fácil enfermar fuera que dentro. 

PRÓRROGA 

Algo más de opciones tienen aquellos condenados que todavía no han entrado en prisión y que solicitan una aplazamiento por razones sanitarias, cuestión que también ha llegado a los juzgados burgaleses. Otro abogado penalista, Federico Iglesias, explica que "normalmente te dicen qué día te tienes que presentar voluntariamente en el centro penitenciario. Es un periodo de tiempo que te proporcionan para despedirte de tus familiares y formalizar temas burocráticos". A algunos de los que les tocaba ingresar en estas fechas les ha pillado de por medio la irrupción del coronavirus, por lo que "han solicitado, dadas las circunstancias, prorrogar su entrada un mes o lo que dure el estado de alarma". Esta es una cuestión que sí que tiene más opciones de prosperar.

Existe también la posibilidad de que un condenado tenga tanto la pena de prisión como la de privación de libertad en localización permanente. Iglesias considera factible que para regatear al virus una persona en esta situación solicite cambiar el orden de cumplimiento, es decir, comenzar en casa y posponer su entrada en la cárcel. No obstante, recalca, "no es abonable o sustitutivo en ningún caso, es decir, no puedes pedir que te lo resten de tu tiempo en el centro penitenciario. No tiene ningún sentido". 

Así pues, Federico Iglesias concluye que las peticiones para conmutar la pena de prisión por el arresto domiciliario se pueden dar "si vas a entrar en la cárcel, pero si vas a salir es más complicado". Este defensor, al igual que sus otros dos compañeros de profesión, también vaticina que no prosperará ningún caso porque "es muy difícil que el juez entienda que un recluso corre más peligro de contagio en el centro penitenciario".