Fugarse a la playa o al campo

EFE
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Las familias urbanitas que pueden permitírselo huyen de la COVID-19 y abandonan las grandes ciudades con rumbo a lugares más solitarios

Fugarse a la playa o al campo

La pandemia ha cambiado el orden de prioridades de muchas familias, que abandonan las grandes ciudades y se trasladan a los pueblos de costa y del campo huyendo de la enfermedad y buscando un lugar más tranquilo para vivir con sus hijos aprovechando el teletrabajo, como evidencian varias localidades que han aumentado visiblemente su población.

Los pueblos que han recibido nuevos vecinos, la mayoría pequeños, sacan pecho cuando comparan la calidad de vida que ofrecen respecto a las urbes, con espacios más abiertos para soportar las restricciones de movilidad y sin detrimento de las posibilidades tecnológicas para teletrabajar.

Sin embargo, el aumento de población tiene efectos desiguales, y provoca problemas en los servicios que se prestan habitualmente, como en Monda (Málaga), donde la llegada de un centenar de vecinos agravó el déficit en las instalaciones escolares.

Todo lo contrario pasó en El Hito (Cuenca), situado al pie de la autovía de Valencia (A3) y donde el aumento del 20 por ciento de la población hasta llegar a los 191 vecinos actuales derivó en la reapertura de su colegio, que se cerró en 2012 por falta de alumnos.

El tema escolar es recurrente en los pueblos que acogen población, como en Garganta de los Montes (Madrid), donde confían en que algunos de los nuevos residentes apuesten por quedarse, especialmente las familias que han escolarizado a sus hijos en sus centros, que ha visto duplicado el número de matriculados hasta los 14, de forma que «ya no corre peligro de inminente de cierre».

«No es lo mismo estar confinado en un piso de 30 metros que da a un patio sin luz que en una casa, mirar por la ventana y ver el campo», asegura Ramón López, alcalde de Sepúlveda (Segovia), localidad cuyo censo municipal registró 68 altas y suma 1.100 habitantes.

Lo mismo ocurre en Monda, con 2.697 vecinos y un incremento de población de 50 personas al año, cifra que doblaron durante la pandemia. Esta localidad malagueña se localiza a 15 minutos de la turística Marbella, muy bien comunicada», destaca su alcaldesa, María Fernández.

En esta idea abunda Ana, que trabaja en una de las paradas del mercado semanal de Palafrugell (Gerona) y subraya que familias con niños pequeños vinieron a instalarse «porque en esta localidad hay playa, puedes pasear, tienes bosque y sitios para pasar una tarde, mientras que en Barcelona solo hay coches».