20 años del poder de lo pequeño

A.C.
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Radio Valdivielso cumple dos décadas, ahora como emisora comunitaria que subsiste sin ayuda pública ni publicidad y que abre las puertas a historias maravillosas cada día

Jokin Garmilla, trabajando en Radio Valdivielso la pasada semana. - Foto: A.C.

Jokin Garmilla dejó en la ciudad  una vida frenética en el mundo de la discografía para regresar a sus orígenes, al Valle de Valdivielso. Hizo las maletas en 1998 y trajo a su familia. En mayo de 2001 comenzó a emitir Radio Valdivielso (RV) desde «una esquina de su casa», recién construida en Quintana de Valdivielso. Veinte años después atesora vivencias de un valor incalculable, la oportunidad de tener alegrías «todos los días por conocer a tanta gente, haberme hecho amigo de tantos, descubrir tantas historias, sorpren- derme cada mañana con ellas...».

Los estudios Pedrito Barcina, en honor al dulzainero de El Almiñé que tanto tocó para RV, son un ir y venir de vidas cada día. Cristina Ardanza, una voz de Radio Euskadi desde hace décadas, decía hace pocos días que «Radio Valdivielso verdaderamente contiene la esencia y el objetivo de lo que es una emisora de radio, la compañía, la comunicación, el contacto, el sentir una cercanía, que te acerquen historias a las que no tendrías oportunidad de asomarte». La puerta de RV siempre está siempre abierta. En invierno son menos quienes la atraviesan. En verano una avalancha, en ocasiones.

Pero prevalece la filosofía del poder de lo pequeño, el lema de esta emisora comunitaria que subsiste sin ayuda pública alguna y sin vender publicidad, tan solo con las cuotas de sus 500 socios y la venta de lotería de Navidad y camisetas, siempre con mensaje y diseñadas por Esther Pérez Almarza. «Yo pensaba que si no crecíamos íbamos a desaparecer, pero luego me di cuenta de que la fuerza de esta radio era ser pequeña, ser capaz de pararse en pequeños detalles, dar espacio a quien venga, no tener prisa», relata. «Nos gustan más las conversaciones que las entrevistas largas, sentirnos a gusto conversando y eso, de otro modo, sería complicado», añade.

Yasí es, por la puerta de RV puede asomar José Luis, un señor que no conoce de nada, pero que acaba tocando la gaita, aunque su profesión sea la de cantero. O un valdivielsano, Juanra Seco, acompañado por Stella Ruiz, una jueza jubilada de Argentina, que es sobrina nieta del sacerdote asesinado en Tartalés de los Montes en 1914 y quien ha aprovechado su viaje a España para conocer sus orígenes. Garmilla no teme a los desconocidos. Siempre se les puede preguntar qué les trae a Valdivielso y eso «siempre da juego». A veces los entrevistados están a miles de kilómetros, pero se sienten muy cerca de las tierras valdivielsanas, de donde emigraron sus antepasados. Es habitual que esta emisora ponga en contacto familiares de ambos lados del Atlántico.

Cantando y bailando... Cuando RV inició sus emisiones hace dos décadas, la mayoría de las voces que se escuchaban en el 106.0 eran las de sus propios vecinos, muchos mayores, que cantaban jotas y recordaban las maravillosas o duras historias de su juventud o tradiciones. El archivo de Radio Valdivielso es una joya etnográfica gracias a ello. Pero muchos de aquellos que llenaban tantos minutos han fallecido y las voces han cambiado, aunque el director de esta radio siempre le pide a todos sus invitados que canten y casi siempre lo consigue. Entre las más bellas que lo han hecho recientemente está la de la cantautora colombiana Marta Gómez, que ofreció un concierto en Condado de Valdivielso el pasado 23 de julio. Con esta ganadora de un Grammy Latino RV celebró su 20 aniversario, un privilegio que solo 80 personas pudieron disfrutar, aunque en los podcast de RV permanecen las tres canciones que tocó en los estudios Pedrito Barcina. 

A veces, también suceden cosas tristes y entre los motivos que más lágrimas le han hecho derramar a este locutor de radio rural está la muerte de muchos de aquellos valdivielsanos que ya no están. Algunas veces ha sabido de su muerte en directo a través de una llamada, porque el teléfono, como la puerta, siempre está abierto en esta radio. Una de los episodios más tristes que recuerda y con los que más lloró llegó en medio del confinamiento, el pasado abril, cuando le llamó una descendiente de Valdivielso desde La Mancha. Habló de su padre, José Manuel, de Quintana, que acababa de morir a consecuencia de la covid-19. Le explicó a Jokin Garmilla que su padre, quien se había trasladado a su casa cuando ya no se podía valer solo en el pueblo, escuchaba RV gracias a los podcast y un día le dijo: «A mi Radio Valdivielso me da la vida».

Entre los momentos más duros y de mayor tensión en estos 20 años ha estado el cierre de la emisora en el otoño de 2010 para reabrir el 1 del 1 de 11, pocos meses después. RV contó durante siete años con una ayuda del Ayuntamiento y fue una emisora municipal, pero desde 2011, navega en libertad, sin dinero público y eso permite elegir los entrevistados. Escasean los políticos. Tampoco los deportes o el fútbol copan la parrilla.

En RV hablan pequeños cocineros, como Pedro, de 15 años, y Vega, de 11, quienes recién llegados del campamento de Masterchef en Sedano cuentan qué han aprendido. Son los hijos de Enrique de la Peña y Eva, una pareja de médicos que cada vez que puede se escapa de Madrid para vivir en su segunda casa de Toba de Valdivielso. Llegan a los estudios a saludar a Jokin mientras DB le entrevista. Hablan de cuando volverá la sección de música clásica que Enrique ofrecía en la emisora una vez a la semana y que con la pandemia tuvo que abandonar. Después asoman José Trueba y Carmen, de Cantabria, quienes cada año vienen a Valdenoceda. Lo hacen con sus tres nietos y compran camisetas para todos. Muchas veces ha sido entrevistado. «Excepto del sexo de los ángeles, hablamos de todo», bromea.

También ha pasado por los estudios Antonio, un joven arqueólogo que vino a un festival de la cooperativaSankara y acabó enamorándose de María. Ambos van a hablar del impacto de los megaproyectos de parques eólicos en ciernes y de las líneas de alta tensión, como la que podría atravesar Valdivielso por Panizares. Ellos son algunas de las jóvenes parejas que están echando raíces en el municipio gracias al colectivo Memoria Viva, del que forman parte los organizadores del What is Music (WIN) de Frías. La vuelta al pueblo siempre sobrevuela en RV. El mensaje de la emisora siempre es que «aquí hay posibilidades de futuro, aunque sean complicadas». Cuatro o cinco nuevas parejas jóvenes se están asentando en el municipio. «Es un pequeño milagro», dice Jokin, el mismo pequeño milagro que su emisora, la del poder de lo pequeño.