Tenemos la fortuna de vivir en un país con un Patrimonio casi inabarcable cualitativa y cuantitativamente. Quiero traer ahora a colación lo bien que ha trabajado la provincia de Palencia la definición cultural de su territorio. Desde hace ya unas décadas, todos hablamos embobados de la marca del Románico Palentino que nos transmite la idea de que es en este ámbito geográfico donde existen más y mejores restos de este singular estilo.
A poco que analicemos la realidad, comprobamos que aun siendo cierto que nuestros vecinos poseen una destacada herencia de construcciones románicas, no menos verdad es que Burgos es también poseedor de un catálogo ingente de edificaciones de estos momentos que nada tienen que envidiarles.
Ahora, Palencia ha acuñado una nueva y auguro que exitosa marca, Campos del Renacimiento, que a través de un museo territorial que une cinco iglesias en cuatro localidades de Tierra de Campos -Becerril, Paredes de Nava, Fuentes de Nava y Cisneros- descubre el ingente legado que atesoran estas villas en torno a gigantes de nuestro arte como los Berruguete, Giralte, Esteban Jordán, Juan de Tejerina, Juan de Villoldo, etc. Les recomiendo que visiten este amplio museo disperso en el territorio, lleno de obras de primer nivel, del que quizá debiéramos tomar nota.
Pues bien, creo que Burgos, como Palencia, puede y debe intentar identificarse a través de alguna marca cultural. Lo estamos intentando en relación con la Evolución Humana. La celebración del VIII Centenario de la catedral no ha hecho más que demostrar la capacidad que tiene este templo, fundamentalmente gótico, como tarjeta de presentación de nuestra urbe. Pero no es solo esta basílica la que configura nuestro ingente patrimonio gótico.
Pocos territorios tienen una concentración de monumentos de este estilo, en sus distintos periodos, tan amplia numéricamente y singular desde el punto de vista de su calidad. Quizá fuera este un buen momento para acuñar la marca de Burgos Gótico en el que ciudad y provincia aprovecharan su legado monumental de los siglos XIII al XVI para proyectarse en el imaginario cultural colectivo como un territorio fundamental, como así lo fue, en el desarrollo de este arte.