Frenazo a la esperanza de vida en la provincia

G. ARCE
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Los más de 4.350 fallecidos en 2020, un 12% por encima de los registros de 2019, la caída de la natalidad y la crisis económica generada por la pandemia agravarán el problema demográfico que arrastra Burgos

La pandemia se ve como un fenómeno demográfico coyuntural que el tiempo irá corrigiendo. - Foto: Christian Castrillo

No se pueden poner números definitivos a un fenómeno que está vivo y que aún, como se está demostrando con la llegada de la cuarta oleada de contagios, no ha sido controlado por las vacunas. Este es el mensaje de entrada que lanzan todos los expertos consultados, quienes insisten en que, como en todas las catástrofes demográficas de las que tenemos conocimiento, el tiempo se encarga de curar las heridas e ir reparando los daños. Lo mismo va a ocurrir, tarde o temprano, con la crisis del coronavirus. 

Esas estadísticas que a día de hoy son solo estimaciones cifran en torno a 12% el aumento de la mortalidad en Burgos, siendo el pasado 2020, con sus más de 4.350 fallecidos en la provincia, el peor año en la previsión que el Instituto Nacional de Estadística (INE) realiza hasta 2034. Es una evidencia que ha habido más muertes y que también, nueve meses después del estado de alarma, hay un 20% menos de nacimientos. 

Son dos realidades -la vida y la muerte- que configuran la evolución de la esperanza de vida, esa edad media máxima en la estadística que visualiza de alguna manera el bienestar y la evolución médica y tecnológica alcanzada por una sociedad. 

El INE considera esperanza de vida como ese número medio de años que esperaría seguir viviendo una persona de una determinada edad en caso de mantenerse en el patrón de mortalidad por edad. Es decir, es un dato que desde la perspectiva personal esta sujeto a tantas variables como tiene la vida misma.

Una de esas variables ha sido, nada más y nada menos, que una pandemia, un fenómeno que no se vivía desde la gripe de 1918. Justo antes de desatarse, en 2019, la esperanza de vida al nacer en la provincia era una de las más altas de España: 84,5 años. Se trata de una cifra media entre los 81,6 años que alcanzan los hombres y los 87,5 de las mujeres, quienes a partir de los 65 años ganan en longevidad a los varones hasta sumar hasta 6 años más.

Pues bien, los ocurrido en 2020 supone un descenso de esa media en torno al año y al año y medio, según los estudios, lo que supone volver a los registros de hace 7 años. Año y medio pierden tanto los hombres como las mujeres, quienes retroceden a la situación en la que estaban en 2014 y a la de 2017, respectivamente.

Los expertos en demografía advierten de lo extraordinario de un fenómeno que consideran transitorio, aunque también hacen hincapié en su imprevisibilidad pues aún no se conoce con certeza las repercusiones que la pandemia tendrá en la morbilidad a la largo plazo, en el tratamiento médico de  otras enfermedades también mortales y en el crecimiento de la pobreza y las desigualdades, que también terminan teniendo reflejo en la esperanza de vida.

Ralentización. El profesor de la UBU Fernando García-Moreno, experto en demografía, explica que en los últimos 45 años hemos  ganado casi 11 años de esperanza de vida en Burgos, un ratio que no ha dejado de crecer «y que lo seguirá haciendo, especialmente entre las mujeres,  aunque cada vez menos porque hay menos margen».

Estamos, insiste, ante un fenómeno «coyuntural» que tendrá reflejos a corto plazo en las estadísticas. «Hay que tener en cuenta que, por desgracia, muchos de los fallecidos han sido personas de avanzada edad. El grupo de mayor mortandad supera los 80 años y eso ha tenido reflejo en la caída de las pensiones».

Los registros de la Seguridad Social cerraron el pasado año con 59.519 pensionistas en la provincia, 378 más que en 2019. Sin embargo, en los dos grupos de mayor edad (de 80 a 84 años y de 85 y más) han desaparecido 235 perceptores con respecto al año anterior de la pandemia. De hecho, los 7.441 pensionistas de entre 80 y 84 años en nómina en 2020 son el número más bajo registrado en los últimos 16 años, periodo en el que este segmento de población no ha dejado de crecer.

No obstante, pese a esta circunstancia extraordinaria, la nómina anual de las pensiones en 2020 fue la más alta pagada hasta la fecha y ascendió a 1.358 millones de euros, 35 más que el pasado ejercicio.  

Natalidad. Por lo que respecta a los nacimientos, el coronavirus no ha hecho más que agravar la situación de una provincia en la que por cada 100 menores de 16 años hay 173 mayores de 64 años. La pandemia ha hundido la fecundidad, no solo en la provincia sino en el conjunto del país y de aquellos países que han aportado población inmigrante llenado escuelas y viviendas  en la capital y en el mundo rural.

El profesor García-Moreno habla de un fenómeno «catastrófico»  con múltiples factores desencadenantes (crisis económica, confinamientos, falta de movilidad, consecuencias psicológicas, estrés social...), aunque invita a ver los números con la perspectiva del tiempo y con la confianza de que la administración de las vacunas en marcha suponga una normalización e incluso una mejora de las curvas demográficas en Burgos.