Más del 50% de nuevos agentes tienen estudios universitarios

I. ELICES
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Para opositar a la escala básica de Policía Nacional y Guardia Civil basta con tener el título de bachillerato pero más del 50% de quienes acceden a una plaza poseen estudios universitarios

Más del 50% de los nuevos agentes de Policía Nacional y Guardia Civil cuentan con estudios universitarios. - Foto: Alberto Rodrigo

Para acceder a la escala básica tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional no es necesario acreditar estudios universitarios, basta con presentar el título de Bachillerato. Sin embargo, son cada vez más los aspirantes a ambos cuerpos que poseen estudios superiores. Haber cursado una licenciatura o una ingeniería les concede una ventaja clara, la del hábito de estudio, a la hora de preparar la oposición. Pero de esa mayor capacitación también se benefician ambas instituciones, que incorporan efectivos con más talento y mayores conocimientos. En estos momentos más del 50% de los nuevos agentes de la Benemérita y de la Policía Nacional tienen una carrera universitaria.

Un buen número de los candidatos a formar parte de ambos cuerpos tienen una vocación clara de servicio público y de dedicación al prójimo, heredada en ocasiones de padres, tíos o abuelos. Pertenecen a sagas de policías y guardias civiles. Pero una mayoría de quienes se preparan esas plazas no habían sentido antes esa inclinación. Algunos experimentan la llamada mientras cursan sus estudios, porque algún compañero les habla de  la posibilidad de hacerse guardia o policía, y muchos otros ven en estos empleos una buena salida laboral, un puesto fijo en la Administración por un sueldo digno, sobre todo después del alza salarial conseguida en los últimos años gracias al movimiento Jusapol, que consiguió la equiparación con los sueldos de las policías autonómicas de este país.

Entre quienes se presentan a las convocatorias de plazas hay recién titulados que tienen muy claro que nada más terminar el último año de carrera -o incluso antes- van a opositar. Otros ya han tenido alguna experiencia laboral, por lo general frustrante, que les lleva a dirigir su futuro por otro camino. El caso es que la variedad de puestos y especialidades que hay tanto en la Policía Nacional como en  la Guardia Civil admite numerosos perfiles formativos. Lógicamente, todos aquellos titulados en carreras vinculadas al estudio de las leyes -desde Derecho a Políticas pasando por Gestión y Administración Pública- tienen cabida en ambas instituciones. Es más, como la prueba teórica examina eminentemente sobre conocimientos normativos, parten con ventaja sobre el resto de aspirantes. Pero son bienvenidos muchos otros licenciados e ingenieros. 

Matemáticos, ‘telecos’, físicos son muy cotizados para trabajar en las unidades contra delitos informáticos, que no dejan de crecer. Pero los químicos tienen colocación automática en las policías científicas y los laboratorios de ambos cuerpos. Titulados en Ciencias Ambientales, Ingeniería de Montes, etc van directos a los destacamentos relacionados con la protección de la naturaleza, como el Seprona. En fin, que tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional son ‘empresas’ que cada vez demandan perfiles más diversos y aspirantes mejor preparados. 


Chahinez

Derecho

«Compaginé el último curso y la preparación de la plaza»

Cristina y Victoria, guardias civiles. Cristina y Victoria, guardias civiles. - Foto: Alberto RodrigoEsta joven de 24 años empezó Derecho en la Universidad de Burgos (UBU) con la firme ilusión de ser abogada y montar un bufete al terminar la carrera. Sin embargo, en segundo ya cambió de forma de pensar, al coincidir en clase con un compañero que hoy es guardia civil pero que en esos momentos estaba opositando a policía nacional. «Me interesó mucho, le pregunté en qué consistían las pruebas y empecé a informarme por mi cuenta; de hecho, hasta me puse a ver todo tipo de series de policías», relata. De todas formas no se le pasó por la cabeza abandonar los estudios, debía terminar primero y opositar. Pero el último año decidió compaginar el curso, la preparación de la plaza y su empleo a tiempo parcial, porque además trabajaba en el sector de la hostelería. Y a la primera la sacó, dice que «con suerte», porque por la pandemia retrasó las fechas de los exámenes y le dio tiempo a estudiar más de lo que creía en un principio. 

Empezó el periodo de prácticas el 21 de julio y todavía le quedan otros 10 meses, en los que rotará por las distintas brigadas de la Comisaría de Burgos. Con padres argelinos, entiende el árabe a la perfección, aunque le cuesta más hablarlo, una circunstancia que la convierte en la candidata ideal para las unidades de Información, muy centradas en la actualidad en la lucha contra el terrorismo islamista. «Es el destino que me gustaría, en Madrid y Barcelona -porque tengo claro que quiero salir de Burgos-, para lo cual tengo que ponerme en serio a mejorar el árabe hablado», comenta ilusionada.

Chahinez, cuyos padres están encantados de que se haya hecho policía, considera que haber cursado estudios universitarios «abre muchos puertas» y Derecho le ha servido de mucho «para estudiar la oposición, ya que la mayoría de los temas «con leerlos» ya le «sonaban». Además, esas leyes que estudió en la carrera son las que debe aplicar a partir de ahora en su día a día laboral.

Álvaro

Chahínez y Álvaro, agentes de Policía. Chahínez y Álvaro, agentes de Policía. - Foto: Alberto RodrigoGestión y Administración Pública y Políticas

«No estaba a gusto en la consultoría y decidí opositar»

El de Álvaro es el ejemplo del joven que ha tenido experiencia laboral en el ámbito privado y no le ha satisfecho, una de las razones que le han llevado a convertirse en policía nacional ya en la treintena. Antes de empezar Gestión y Administración Pública en la UBU sí sabía que quería dedicarse a la función pública, pero no como miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Tras la diplomatura se licenció en Ciencias Políticas y el último año se fue de erasmus al Reino Unido y sus buenas notas le hicieron acreedor de una beca Santander, que le permitió hacer un máster en Estudios Europeos. Tras ello solicitó una pasantía en la ONU que no le concedieron. 

Como su vida ha estado ligada siempre al deporte decidió -en plena crisis económica -la que sucedió a 2008- trabajar en centros deportivos, etapa en la que ser policía empezó a llamarle la atención. De hecho se sacó los carnés de moto y coche, pero finalmente se trasladó a Madrid para trabajar en una consultoría. «No estaba a gusto, fui allí porque pensé que era mayor para opositar a policía, pero como no hay edad me dije: hago parón, preparo la plaza y, si no la sacó, vuelvo a la consultoría», señala. No hizo falta, ya es agente en prácticas y no se cierra ninguna puerta en el cuerpo. Le gustaría formar parte de algún equipo de investigación de la Judicial o incluso formar parte de la seguridad de alguna embajada. «Pero vamos, que yo estoy ahora rotando en denuncias y estoy encantado», afirma con humildad.

Pese a poder presentarse a la escala ejecutiva -directamente a inspector- desechó la idea porque tenía que compaginar estudio y trabajo, pues ya tenía algunas hipotecas. El temario es más amplio, 83 frente a 40, y el número de plazas es más pequeño, 80 en su promoción. En todo caso, sus estudios le han servido para tener una base para la oposición, para la que tuvo que «echar muchas horas y hacer menos vida social».

Cristina 

Matemáticas

«Estaré donde el Cuerpo más me necesite»

De pequeña recuerda que quería ser militar, pero hasta que su hermana no empezó a estudiar la oposición a guardia civil no sintió la llamada de la Benemérita. Para ese momento -hace exactamente dos años- ya había terminado la carrera de Matemáticas, unos estudios que tardó en concluir porque tuvo que compatibilizar la Universidad con su trabajo en el sector de la hostelería. «Me matriculaba en dos o tres asignaturas por año y me llevó tiempo acabar, incluso tuve la carrera abandonada algún año», reconoce.

Siendo directora de un restaurante de formación en Madrid y tras rechazar alguna oferta para trabajar de programadora, la hermana de la que ya hemos hablado -cuyo marido es guardia civil desde hace 13 años- empezó a prepararse -ya con una hija- la oposición para acceder a la Benemérita. «Vi cómo era su día a día y acudí a Baeza a la entrega de despachos una vez consiguió la plaza; salí de la jura diciéndome que yo tenía que volver a ese patio vestida como guardia», evoca. Y así fue. «Ahora» está «donde debía estar». «Lástima que no me di cuenta antes», afirma ilusionada. 

Acaba de acceder al Cuerpo y se halla en el periodo de un año de prácticas, en el cuartel de Lerma, en labores de seguridad ciudadana. Eligió Burgos como destino en primer lugar porque su hermana y su cuñado trabajan aquí. De hecho, vive con ellos en el cuartel de la avenida de Cantabria.

No se ha planteado ninguna especialidad -está «disfrutando» de su paso por seguridad ciudadana- pero explica que la llamaron de la Academia de Baeza para, dados sus estudios, plantearle la posibilidad de hacer parte de la formación en el departamento de estadística en Madrid, 20 semanas. Está a la espera de que le concreten la ‘oferta’ y si la llaman ahí estará. «Estaré donde el cuerpo me necesite, si creen que pueden sacarme partido allí, perfecto», afirma con una sonrisa que denota que está encantada de haberse hecho guardia civil.

Victoria

Ciencias Ambientales

«Siempre quise un empleo vinculado a la naturaleza»

Licenciatura en Ciencias Ambientales más Guardia Civil, resultado: Servicio de Protección de la  Naturaleza (Seprona). La operación parece sencilla pero no lo es tanto. Para empezar Victoria nunca había pensado en formar parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. No proviene de una saga ni de guardias civiles ni de policías, pero al terminar esa carrera en el año 2008, ya con la crisis económica, le resultó muy complicado encontrar trabajo, en las entrevistas le pedían experiencia y, claro, ella, «recién titulada», no la tenía.

Como siempre tuvo claro que su actividad laboral debía estar ligada al campo, a la naturaleza, se le ocurrió que opositar a la Guardia Civil «era una buena forma de aprovechar» sus estudios. Y así lo hizo, si bien es cierto que su titulación no le ayudó a preparar la plaza, pues «la mayoría de los temas tienen que ver con legislación». Ahora bien, haber estudiado Ciencias Ambientales sí que le dio ventaja a la hora de acceder al curso de la especialidad en Seprona, porque esa titulación «aporta muchos puntos».

Pero hasta ocupar el puesto soñado transcurrieron casi seis años, uno de prácticas en Salamanca, su provincia natal, y otros cinco en Teruel, en el núcleo de servicios, que fue donde completó la formación para Seprona y recaló en Burgos para llevar a cabo tareas, sobre todo, de investigación de delitos medioambientales, una labor que «curiosamente requiere más conocimientos en legislación que en la propia materia de Ciencias Ambientales». 

Haber cursado una carrera le aportó hábito de estudio y «quizá una mayor soltura o fluidez a la hora de redactar documentos y diligencias». Para el Cuerpo disponer de una agente con esa titulación representa una ventaja a la hora de culminar procedimientos judiciales, pues sus informes no solo cuentan con el aval de un agente de la autoridad sino con el de una titulada experta.