Vuelven 'Los Locos' 90

I.E. / Burgos
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Rubio Zorrilla amenazó la semana pasada a unos jóvenes con una pistola en Gamonal • En 1996 fue condenado a 22 años por matar a un cliente del famoso pub situado en San Gil

Desde que ingresara en prisión en 1993 por matar a un cliente del pub Los Locos la noche del 7 de abril de ese año la Policía Nacional no había tenido muchas noticias de él, entre otras cosas porque dejó de pisar las calles. Una vez cumplidas las tres cuartas partes de la pena Francisco Javier Rubio Zorrilla salió en libertad condicional y no llamó mucho la atención. Una mujer le denunció el verano pasado por agresión sexual, extremo que él negó, y el caso no tuvo más recorrido. Sin embargo hace pocas fechas protagonizó un suceso en Gamonal que recuerda a la violencia con que se empleaba antaño.  

El hombre, de 57 años de edad en la actualidad, fue detenido la semana pasada después de amenazar a un grupo de jóvenes en la calle Vitoria con una pistola eléctrica y una navaja. Rubio Zorrilla, según el relato de la Comisaría, había abordado previamente a uno de los muchachos en un bar de Gamonal y, sin mediar palabra, le había propinado un cabezazo en el rostro. Después, ya en la calle, le roció con un spray de defensa y se fue del lugar. Minutos después, cuando los jóvenes caminaban por la calle Vitoria, fueron increpados por el agresor, que blandía una pistola en una mano y una navaja en la otra. Gracias a la descripción de las víctimas pudo ser localizado en la zona y arrestado.

En prisión, según fuentes consultadas por este periódico, no ha tenido mal comportamiento y demostró ser «trabajador». De hecho, cuando en la cárcel de Burgos no había talleres suficientes como consecuencia de la crisis fue trasladado a Zabaia para incorporarse a distintas iniciativas laborales.

El individuo no es otro que el hombre que fue condenado en 1996 a 22 años de prisión por la muerte de Francisco Javier García Grande, un cliente del pub Los Locos, situado en la calle San Francisco, junto a San Gil. El 7 de abril de 1993, sobre las 23 horas, acudió al establecimiento con una escopeta de cañones recortados preguntando por el camarero, a quien iba a exigir que «la próxima vez sirviera a su amigo», ya que al parecer se había negado a hacerlo con anterioridad.

Al bajar el arma para volverla a guardar en la cazadora rompió algunos vasos de la barra, tras lo cual emprendió la marcha hacia la calle. Pero un cliente le agarró por el hombro para reprenderle por haberle tirado la cerveza y se dirigió a su cuñado para decirle:«¿Este de qué va?». Tras lo cual Rubio Zorrilla se volvió, sacó la recortada y le disparó a corta distancia, provocando la muerte del hombre. La Audiencia le consideró culpable de un delito de homicidio con dolo eventual. Aunque el tribunal consideró que no actuó de forma imprudente o temeraria al mismo tiempo estimó que no actuó con alevosía, por lo que no fue condenado por asesinato. Le cayeron también 5 años de prisión por tenencia ilícita de armas.

La Policía supo desde el principio que el autor del crimen había sido Rubio Zorrilla, quien se encontraba de permiso penitenciario tras haber ingresado en prisión  en 1980 por ser autor de diversos robos con intimidación. De hecho en 1976, con solo 18 años, ya fue arrestado por llevarse 800.000 pesetas de unas oficinas de Burgos tras entrar con una recortada.

Por el crimen del pub Los Locos no sería detenido hasta cinco días después, en un mesón de San Medel.

Cuando los agentes acudieron a por él estaba en compañía de su escopeta y declaró que estaba dispuesto a cualquier enfrentamiento porque «no tenía nada que perder». No obstante, fue arrestado sin que se produjeran incidentes, ya que fue capturado por sorpresa y no pudo reaccionar. También fueron juzgados en aquel juicio cuatro amigos de Rubio Zorrilla, pero fueron absueltos.