Reina la calma en los centros de menores

F.L.D.
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Los menores internados respondieron bien durante el estado de alarma y la jueza lo achaca a que no entró droga en los recintos

La magistrada opina que cuando existe cierto control los chavales responden. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Estar las 24 horas encerrados durante cerca de tres meses generó en la sociedad una especie de conciencia hacia aquellas personas que por haber cometido algún delito había terminado en la cárcel o, en el caso de los menores, en algún centro de internamiento. Se da la paradoja de que los que cumplían penas sufrieron un doble confinamiento, porque los contactos con el mundo exterior se redujeron más que nunca. Los recurrentes estados de ansiedad hacían temer un empeoramiento de las conductas. Sin embargo, en el caso de los adolescentes que están en recintos como el Zambrana su comportamiento, según afirma la jueza titular de Burgos, Blanca Subiñas, ha sido mayoritariamente ejemplar.

Han sido diversas las causas para que en los centros de internamientos de menores reinara la calma. La principal, indica la magistrada, fue la imposibilidad de que los penados pudieran introducir droga. «Al no poder entrar ni salir, las sustancias han desaparecido. Los chavales lo han solventado perfectamente y sin ningún problema de comportamiento», sostiene. 

Algo muy parecido ocurrió en la cárcel de adultos de Burgos, donde ya hace tiempo que la Unidad Canina consiguió reducir la entrada de droga en el centro aproximadamente un 60%, lo que implicó también un descenso de las sobredosis. Con la irrupción de la covid-19 y la consecuente reducción de los permisos y las visitas, se temía un incremento de la agresividad a causa de la abstinencia, pero fuentes de Instituciones Penitenciarias aseguran que este tipo de episodios no han tenido lugar. Los presos han notado más problemas para controlar la ausencia de contacto con sus familiares. 

En el caso de los centros de menores, ni siquiera ha existido entre los internos esa ansiedad de saberse en clausura. «El encierro no les ha supuesto ningún inconveniente», recalca Blanca Subiñas, quien explica que «los chicos realizan actividades de todo tipo cada día, bien sean educativas o sociales». En el Zambrana, por ejemplo, hay un colegio para aquellos que tienen condenas con régimen cerrado. 

La jueza de menores ve muy significativo todo lo ocurrido en los centros durante los meses más duros del estado de alarma. «Nos debe hacer reflexionar sobre el modelo educativo», expone. En su opinión, cuando existe «cierto control, que no quiere decir que haya una restricción de libertad, los adolescentes responden perfectamente». Y es que, insiste, «no solo no han echado en falta las sustancias, sino que tampoco ha habido problemas disciplinarios».