El curso escolar de la pandemia llegó ayer a su fin. El miedo y la incertidumbre marcaron el inicio del mismo el 9 de septiembre, que, a medida que ha ido transcurriendo el tiempo, se han convertido en satisfacción en lo que algunos equipos directivos no dudan en calificar de «éxito rotundo», no exento ni mucho menos de dificultades. Un total de 59 centros, desde Infantil a Bachillerato y Formación Profesional, han esquivado el cierre de aulas, lo que supone el 40% de las dotaciones educativas de la capital y provincia, que suman 145.

El resto se ha visto afectado, en mayor o menor proporción, por esta medida, principalmente aplicada en los llamados grupos de convivencia estable, aquellos que comprenden la etapa de Infantil y primero de Primaria, donde no era obligatorio el uso de mascarilla ni guardar las distancias, mientras que en las etapas superiores se adoptaba cuando se detectaba al menos 3 positivos en una misma clase. A lo largo de todo el ejercicio, se han puesto en cuarentena 408 aulas, la mitad de ellas solo durante el primer trimestre, y su número ha ido cayendo progresivamente hasta las 66 del tercero y último.

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