Como reza el refrán popular, nadie da duros a cuatro pesetas. O lo que es lo mismo, algo bueno no se vende a precio de saldo. No obstante, hay quien se aprovecha de la inocencia de las personas y de las oportunidades que ofrece internet para enriquecerse. Es el caso de H.D.A., un hombre que será juzgado en la Audiencia Provincial el próximo 19 de marzo por un presunto delito contra la propiedad industrial. La Fiscalía le acusa de haber vendido productos falsificados de marcas de lujo por internet durante al menos siete años y asegura que por esta actividad ganó 307.558,57 euros. Ahora, se enfrenta a una pena de cuatro años y dos meses de cárcel e indemnizaciones que superan los 100.000 euros.

Según el escrito de acusación del ministerio público, el procesado se dedicó desde 2010 hasta 2017 a la venta de productos de varias marcas de lujo sin autorización de los titulares. Ofertaba estos artículos, la gran mayoría importados desde China, como réplicas "de buena calidad" a través de una conocida página web de compraventa de segunda mano y los enviaba a través de una empresa de paquetería. 

La Fiscalía estima que solo en los últimos tres años de su actividad delictiva llegó mandar 2.162 paquetes. Los compradores realizaban los pagos por estas compras a través de transferencias a diferentes cuentas o también contrarreembolso. Lo más llamativo es que los precios de algunos artículos no eran chollos, ni mucho menos. De hecho, muchos de los artículos que comercializaba tenían un coste muy similar al del original. Por ejemplo, un cinturón de la marca Gucci lo vendía por 200 euros, un bolso de Louis Vuitton por 650 y teléfonos de alta gama del gigante Apple por unos 700.  

Tras muchas investigaciones policiales, agentes de la Comisaría de Valencia intervinieron un paquete enviado desde Burgos. Esta operación derivó en un registro al domicilio de H.D.A. cerca del parque Europa de la capital y también en un trastero del mismo edificio. Allí se encontraron centenas de productos falsificados de compañías como Armani, Versace, Ray Ban, Dolce&Gabbana, Lacoste, Apple o Gucci. 

Los propietarios de algunas de estas marcas se personaron en la causa y formularon denuncia para reclamar la indemnización que les corresponde en concepto de daño moral por depreciación del producto y por lucro cesante. No obstante, ninguna reclama penas de prisión similares a las que plantea el Ministerio Fiscal. Por ejemplo, la empresa Prada, que ejerce la acusación particular junto con otras tres perjudicadas, solicita dos años de prisión y 32.715 euros por el dinero que dejaron de ganar por esta actividad ilícita. 

La Fiscalía le considera criminalmente responsable de un delito contra la propiedad industrial, importación y comercialización al por menor, recogido en el artículo 28 del Código Penal. Por ello, aparte de los cuatro años y dos meses de prisión, solicita indemnizaciones para las marcas perjudicadas que superan los 50.000 euros, los cuales se suman a las cantidades solicitadas por las compañías personadas en el procedimiento. 

Por su parte, la defensa del acusado se muestra disconforme con los relatos tanto del ministerio público como de las acusaciones y reclama la libre absolución.