El goteo es constante y creciente. Las mochilas, las botas, los bastones y las vieiras han vuelto a poblar de este a oeste el corredor central de la provincia de Burgos. Se vuelven a escuchar acentos extranjeros que responden al omnipresente «buen Camino» y los albergues poco a poco reabren sus puertas.
Tras un año y medio fantasmagórico, la Ruta Jacobea hacia Santiago de Compostela está volviendo a resurgir a lo largo del mes de junio y con ella los establecimientos que viven y trabajan gracias al paso de peregrinos. Sin embargo, las cifras aún están lejos de la normalidad, pues rondan 20-25% de lo que sería previsible para un mes de junio o julio. Los hospitaleros, hosteleros y vendedores de recuerdos confían en que en las semanas centrales del verano se alcance al menos un 50% de la ansiada normalidad, pero admiten que están muy lejos de las expectativas de un Año Santo, pues este 2021 y el próximo 2022 han sido declarados con este privilegio que debería arrastrar masas pero que por ahora simplemente se despereza con lentitud.
(Más información, restricciones, testimonios... en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)