Caleruega construirá una destilería para su campo de lavanda

L.N.
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La infraestructura conllevará una inversión de alrededor de 400.000 euros en el municipio ribereño, que ya cuenta con 120 hectáreas de este cultivo y con previsión de aumentar durante los próximos años

Caleruega construirá una destilería para su campo de lavanda

La Provenza en la Ribera del Duero. Esta es, de cierta forma, la filosofía que guía a la cooperativa de Caleruega. Si el año pasado decidieron adentrarse en el cultivo de lavanda y lavandín con la plantación de unas 20 hectáreas, este año el proyecto ha dado un salto exponencial sumando otras 100 hectáreas. De cara a la próxima campaña, el objetivo pasa por construir una destilería aprovechando las instalaciones de la propia cooperativa. Su jefe de cultivos, Miguel Cebrecos, calcula que esta infraestructura conllevará una inversión de alrededor de 400.000 euros. 

"Ese es el camino que nos marcamos", explica, adelantando que con el tiempo se plantean abrir una tienda para vender los productos que se elaboran a base de lavanda, como jabones, esencias o geles. Por ahora no han arrancado los trámites para conseguir los permisos correspondientes, pero confían en que "no habría ningún problema" por parte del Ayuntamiento. 

Cebrecos estima que la destilería ocupará unos 1.000 metros cuadrados ya que la producción no será especialmente voluminosa: unos 50 litros por hectárea y conforme pasen los años, la cifra podría rondar los 80 litros. 

Hasta ahora, la cooperativa La Burgalesa, que gestiona unas 2.300 hectáreas y en la actualidad cuenta con cerca de 300 socios, ha invertido alrededor de 3.000 euros por hectárea en las plantas de lavandín, importadas de Francia. "Allí este sector está muy desarrollado, es otro mundo, pero esto va a ser la Provenza castellana, tenemos un clima muy similar, incluso mejor. En definitiva, no tenemos nada que envidiarles", sostiene al respecto. 

Nada de herbicidas. Según Cebrecos, la apuesta por cultivar lavanda y lavandín en Caleruega responde a varios factores. En primer lugar, diversificar la rutina de cereal y girasol. Cabe destacar que la cooperativa también cuenta con viñedo y colza. En segundo lugar, el cuidado del medioambiente, ya que este cultivo les está sirviendo para romper con el empleo de abonos químicos y herbicidas. 

El jefe de cultivos también pone en valor la gran cantidad de abejas que atrae el lavandín, fundamental para "polinizar los girasoles, las colzas y los cereales, lo que podría traducirse en mejores cosechas". A su juicio, la verdad de este proyecto radica precisamente en las abejas y en todos los beneficios que generan para la naturaleza. A ello se añade el factor económico. La lavanda, que atrae a un creciente número de turistas, es un 30% más rentable que el cereal, con beneficios de entre 150 y 200 euros por hectárea frente a los 100 de trigo o cebada.