Tráfico protegerá a ciclistas y motoristas en las carreteras

R.P.B.
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Tras los históricos resultados de siniestralidad mortal del pasado año, con la cifra más baja nunca antes registrada, Tráfico se marca el reto de velar por los colectivos más vulnerables

Tráfico protegerá a ciclistas y motoristas en las carreteras - Foto: Patricia González

Una muerte en carretera, una sola, es una tragedia. Y un fracaso. Pero ello no debe hacer obviar que durante el pasado año las carreteras de la provincia registraron su mínimo histórico de siniestralidad mortal. Si en los años 90 las cifras anuales de fallecidos en accidentes de tráfico en Burgos rondaban el centenar, las nueve víctimas de 2019 señalan a las claras un cambio de tendencia radical que puede explicarse por diversos factores. Juan Jesús Alonso Sánchez, teniente adjunto del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil, y Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico, reflexionan sobre las causas de unos datos que mueven a la esperanza, si bien ambos son conscientes de que el objetivo, si no una quimera, constituye un reto de proporciones mayúsculas, un desafío que casi cuesta verbalizar: víctimas cero.

«Es verdad que llevamos varios años con una tendencia descendente, pero también que este año pasado se dieron dos factores coincidentes: un descenso en el número de fallecidos -que va en paralelo a un descenso en los heridos graves- con un incremento de actividad por parte del Subsector de Tráfico», explica el teniente Alonso. Esa mayor actividad, subraya, ha producido tras estudiar y analizar minuciosa y estratégicamente aquellos los puntos claves de la red viaria. «Hicimos varios planes en los que estudiamos la problemática en cuanto a accidentalidad y densidad de tráfico especialmente para atacar el eje norte-sur, entre Miranda y Aranda. Así, hemos tenido mayor presencia visual y de efectividad; más radar, más estacionamientos y más controles totales», apostilla. En esos cerca de 200 kilómetros hay zonas especialmente sensibles, como el entorno de la capital burgalesa entre Sarracín y la ronda, con mucho tráfico y un trazado complejo, y la AP-1, especialmente en las incorporaciones de Briviesca y Pancorbo. Es en puntos como estos donde se ha incidido con mayo ahínco. «Para prevenir accidentes y para reaccionar con mayor rapidez cuando estos se producen».

Ese plan también intentó hacer lo propio en las carreteras secundarias, especialmente en aquellas por las más circulan motos y bicicletas por ser los vehículos que, de un tiempo a esta parte, han incrementado tanto la siniestralidad como la mortalidad (de los nueve fallecidos el pasado año en las carreteras, tres eran motoristas y uno ciclista).En este sentido, el teniente Alonso asegura que el principal reto en los meses venideros, además de intentar mantener o incluso reducir los datos de accidentalidad de 2019, pasar por tratar de proteger con la misma política (presencia, estacionamientos, controles) esas vías secundarias en las que abunda el tráfico sobre dos ruedas. Las Merindades, la comarca del Arlanza y el entorno de la capital son los lugares más sensibles. «Nuestro reto es intensificar la protección de los colectivos más vulnerables: ciclistas y motoristas. La realidad es que mientras descienden los siniestros de vehículos de cuatro ruedas, los de dos ruedas siguen en los mismos índices. Nuestro objetivo para por, sin dejar de estas presentes en las vías principales, esencialmente la norte-sur, es redoblar esfuerzos en las vías secundarias que es por las que más circulan estos colectivos»

«No me gusta decir que los datos son buenos, porque ha habido fallecidos, pero desde luego son mucho mejores que los de otros años.Y esto se debe a un conjunción de factores. Además de todo lo que ha dicho el teniente Alonso, hay que tener en cuenta que este año pasado se incrementó el tráfico en la provincia un 2 por ciento, con lo que se puede considerar más meritorio», tercia Raúl Galán. En este sentido, el jefe provincial de Tráfico rompe una lanza a favor de los conductores y de la concienciación de estos. «Cuando hacemos campaña apelamos a la responsabilidad del conductor, porque el factor humano está en el 90 por ciento de los accidentes.Pero igual que lo hacemos también debemos resaltar que estas cifras se deben asimismo a una mejora en el comportamiento de los ususarios. ¿Por qué se da esa mejora? Yo creo que por esa concienciación, que se suma a esa mayor vigilancia y la intensificación de controles. Con una conducta segura la consecuencia es evidente: menos riesgo, menos accidentalidad, menos lesividad».

Juan Jesús Alonso insiste en la importancia de la concienciación y la prevención. «Hemos intentado trabajar en tres frentes: la prevención, con esa mayor presencia, que tiende a la disuasión; la reacción, el llegar antes al lugar en el que se produce un accidente para evitar en la media de lo posibles nuevos accidentes o nuevos alcances; y la información a través de campañas para tratar de hacer comprender al usuario de que los accidentes se evitan no haciendo conductas de riesgo». Añade Raúl Galán en otra derivada que ha influido en el menor índice de siniestralidad: que desde enero del pasado año se redujo la velocidad de 100 a 90 en las vías secundarias. «En datos a nivel nacional, el mayor porcentaje en reducción de accidentes ha sido en carreteras secundarias», apunta el jefe provincial de Tráfico.

Alerta droga. La velocidad sigue siendo una de las principales causas de siniestralidad en las carreteras, pero no la principal. Ésta es la distracción, esencialmente por culpa del teléfono móvil (también del gps, entre otras). «Supuestamente es el factor más fácil de evitar, pero estamos viendo que no». Tanto a Alonso como a Galán les preocupa mucho el auge de los casos de accidente en los que los conductores involucrados dan positivo por consumo de drogas. «La estadística es tozuda. Es cierto que desde que se implementaron los controles de alcoholemia ha habido una evolución y la sociedad ha ido poco a poco entendiendo que no se puede mezclar alcohol y conducción. Hay fines de semana en que, de 900 controles, salen dos o tres positivos. En ese sentido creo que tenemos mucho camino recorrido.El problema es ahora las drogas. Nos ha sorprendido negativamente. Quizás prejuiciosamente, uno puede asociar el consumo de drogas a un determinado estatus social, a la juventud, al ocio, al fin de semana... Pero en cuanto hemos podido aumentar los recursos para el control de drogas tanto en el tiempo como en el espacio nuestra sorpresa ha sido grande. No encontramos un patrón de consumo o de prevalencia: es gente de cualquier edad, que consume cualquier día de la semana, de todo estrato social.Con menos controles, hay mayor porcentaje de positivos por droga que por alcohol. Nos preocupa muchísimo», subraya Galán.

A este respecto, el teniente Alonso confirma la preocupación. «Nos encontramos con conductores de largo recorrido, particulares, profesionales, en grupo, gente que viaja sola... Personas de 18 años y de 40. Necesitamos una planificación y un número de personas elevado para realizar esos controles.El control de drogas está ahora como estaba el de alcohol hace veinte años. En todos los sentidos: de concienciación de la gente y de medios técnicos propios».Aunque todos los destacamentos de la provincia tienen varios aparatos de medición de drogas aún se está muy lejos de la facilidad con la que se puede hacer uno de alcohol, que puede realizar cualquier agente en cuestión de segundos. «La evolución del control de drogas llegará y será tan rápido y eficaz como lo es el del alcohol», concluye Galán.