El cultivo de pistacho despega en Burgos con 66 hectáreas

I.P.
-

Castilla y León alcanza las 1.700 hectáreas de esta planta leñosa, que tarda entre 7 y 8 años en empezar a rendir en secano y unos 5 en regadío. Actualmente son productivas 350 hectáreas en Castilla y León, ninguna aún en nuestra provincia

Arroyo, de la cooperativa Caryco, en su plantación de Moradillo de Roa. - Foto: Valdivielso

El agricultor es reacio a la alternancia de cultivos porque supone un riesgo difícil de prever que tiene mucho que ver con las condiciones del suelo y la climatología, lo que provoca una incertidumbre que el profesional tiene que saber gestionar. Sin embargo, en las últimas décadas y al amparo de la Política Agraria Común se han potenciado los cultivos alternativos y ya no solo estamos hablando del girasol o de bezas, sino de las leguminosas o productos como la camelina o la quinoa.

También los cultivos leñosos están de moda y en los últimos años es el pistacho el que se está introduciendo en la región con mayor fuerza. Así, en Castilla y León se cultivan en ya 1.698 hectáreas, según los últimos datos de la PAC, de las que 65,87 están en la provincia burgalesa, lejos, por ejemplo de las 621 hectáreas de Valladolid, que es la provincia más productora, seguida de Zamora, con 539; 135 tiene declaradas Segovia; 114 Salamanca, 109 Ávila; 24 la provincia de León y finalmente, 20 en la de Soria. El pistachero es un árbol de producción lenta, que tarda entre 7 y 8 años en dar fruto en secano, pero que se adelanta hasta los 5 en regadío, con mayor producción y calidad, además.  

De las casi 1.700 hectáreas de pistacheros que hay en la región, actualmente solo estarían productivas unas 350 entre las dos provincias más productoras, Valladolid y Zamora. En Burgos aún no hay ninguna explotación productiva, según explican desde el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León; las más antiguas están en torno a los 3 o 4 años. 

Eleuterio Cortezón, en la plantación de pistachos en Albillos.Eleuterio Cortezón, en la plantación de pistachos en Albillos. - Foto: Luis López Araico

La importancia cada vez mayor del pistacho ha supuesto la creación de la Asociación de Productores de Pistachos de Castilla y León, Aspropicyl, que lleva a cabo una interesante labor de información, estudios de suelo y ayudas en podas a los productores que se han introducido en este cultivo.

La Ribera del Duero. La Ribera del Duero es la comarca burgalesa que más está apostando por este cultivo alternativo, con algunas plantaciones también en el entorno de la capital burgalesa. Aunque son 66 las hectáreas declaradas en la PAC, en Burgos podrían contabilizarse otras 40 hectáreas más no contabilizadas, que son cultivadas no tanto por agricultores como una alternativa al cereal, sino que responde más a una afición.

Una de las principales explotaciones de pistachos está en Moradillo de Roa, aunque también hay en Aranda o Villalba de Duero. La cooperativa familiar Caryco, integrada por nuevos socios está radicada en Fuentenebro y tiene repartida su explotación agraria y ganadera en estas localidades, en Moradillo y en Padilla. En 2018 decidieron introducirse en el tema del pistacho y plantaron 5 hectáreas, en tres parcelas, todas ellas en el término municipal de Moradillo. Lo hicieron por diversificar la producción, porque siempre les ha gustado probar y tienen también oleaginosas y en la vega, remolacha. Es una plantación joven, por lo que aún les quedan unos años por delante para que produzcan. La idea, según comenta uno de lo socios, Alfredo Arroyo, es hacerla ecológica e, incluso, introducir regadío porque dan mucha más producción y de mejor calidad.

Arroyo explica que en la Ribera del Duero el cultivo estrella es la vid, pero ninguna de las dos familias que conforma Caryco tenían vides, por lo que a la hora de decidir en qué cultivos alternativos se podían embarcar, apostaron por el pistacho, un cultivo que estaba de moda. Además, se informaron, asistieron a charlas en la zona de Ciudad Real (Castilla-La Mancha es pionera y la que más extensión cultiva) e incluso se asesoraron con una empresa toledana que les hizo un estudio del suelo y temperaturas de la zona, aportando datos positivos. Con esa información en la mano, los cooperativistas se decidieron. "Es una buena alternativa, lleva mucho menos trabajo y dedicación que la uva y la demanda, tanto nacional como europea, es bestial", argumenta Alfredo.

Y es que efectivamente en España aún se produce muy poco, en torno a un 10% de lo que se consume en el mercado nacional. El resto llega de California, Irán y Turquía, por lo que están alcanzando unos precios interesantes.

Al contrario que otros productos agrarios, el pistacho está caro;  Alfredo Arroyo explica que se está vendiendo en origen a unos 8 euros kilos y a 12 euros/kilo el ecológico, "y eso con unos costes mínimos de mantenimiento", aunque de inicio habría que contar la inversión de las plantas o, en su caso, el coste que pueda suponer la instalación de regadío. Con esta plantación de poco más de un año, los socios de Caryco tendrán que esperar al menos 5 años para que empiecen a dar pistachos. 

En cuanto a su cultivo, se puede realizar dos maneras, con planta ya injertada, algo más cara pero que adelanta la producción, o bien sembrar un plantón madre y luego injertarle al año siguiente en campo. Ellos optaron por la planta ya injertada. Una vez agarrado el injerto, hay que cortar la planta guía para que vaya tirando el injerto.

Otra de las curiosidades es que el macho no da pistachos, sino que su función es la de polinizar. Por eso cada cierto número de hembras hay que plantar un pistachero macho que crece más, echa flores que se sueltan cuando llega el viento y polinizan a las hembras que tiene alrededor. En cuanto al suelo, no tiene que ser arcilloso, sino que filtre y drene bien; la planta aguanta temperaturas extremas, pero necesita horas de calor en verano para madurar porque se recoge a finales de septiembre y mediados de octubre, recuerda Arroyo. 

Villademiro. También tendrá que esperar para recoger pistachos Jesús Manuel Sedano, de Villaldemiro, un joven agricultor que igualmente ha decidido embarcarse en una plantación, aunque de momento ha optado por la precaución y cuenta con algo menos media hectárea, que serían unos 70 árboles. Lo ha hecho por diversificar su explotación agraria y tener otros cultivos alternativo al cereal.

Este joven emprendedor se queja de los graves problemas de topillos y conejos que hay en su zona, por lo que en el caso de los pistacheros les ha protegido con mallas para evitar que los animales muerdan el tronco. Lleva 4 años como agricultor y siembra unas cien hectáreas.

Algo más tiene en Albillos, a 10 kilómetros al suroeste de la capital burgalesa el hijo de Eleuterio Cortezón, decidido a probar y realizar ensayos para ver cómo responde el suelo y la climatología de esta zona  de la provincia a este cultivo leñoso. Cuenta con algo más de dos hectáreas en su segundo año de plantación, por lo que aún está lejos el momento de la producción.