El parón indefinido del sistema educativo y el cierre de instalaciones debido al escenario provocado por la expansión del COVID-19 ha cogido por sorpresa a muchos estudiantes y deportistas desplazados fuera de la provincia. También a Celia Antón, atleta arandina que vive actualmente en la residencia Blume madrileña y que ha tenido que hacer las maletas de forma obligatoria para regresar a casa.

«Hemos tenido que volver todos a nuestras respectivas localidades», ha declarado Antón a DB en un discurso en el que destaca que «tampoco nos han informado de mucho en la residencia. Simplemente, que cerraban». Y es que, como ha añadido, «a mitad de mañana nos comunicaron que iban a hacer un cribado limitando entradas y salidas, pero por la tarde la medida se restringió más y dijeron que iban a pasar a cerrar el CAR, por lo que en unas horas debíamos hacer las maletas y salir de allí».

Bien de salud no obstante, (Antón argumenta encontrarse perfectamente), la atleta se mantiene ahora a la espera de novedades. «Nos están mandando correos continuamente» apunta. Pero a pesar de que en un principio el parón se ha establecido por dos semanas, «está todo abierto y seguramente la situación se prorrogue hasta que sea necesario».

Algo normal por otro lado puesto que, como valora,«la salud es lo primero». Por ello aboga por «organizarse y seguir todas las recomendaciones sanitarias». Un hecho que ella hace y que, aunque le penalice por la imposibilidad de realizar sus entrenamientos de forma normal, tampoco le agobia demasiado. Todo porque, como apostilla, «este mes lo tenía un poco más en blanco por la cancelación del Mundial de pista cubierta». Además, «ahora prima también la incertidumbre».