La pista del depósito casi vacío

F.L.D.
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Uno de los cabecillas del grupo que robaba coches de alta gama paró a repostar cerca de la capital tras robar un BMW y le grabaron las cámaras. Fue el hilo que siguió la Policía

La pista del depósito casi vacío - Foto: Alberto Rodrigo

Suelen ser bastante finos los hilos de los que tira la Policía Nacional para esclarecer delitos. En ocasiones, como diría el refrán, la investigación es como buscar una aguja en un pajar. La llamada Operación ‘Greco Decoder’, que permitió a la Comisaría de Burgos encabezar la desarticulación de un grupo especializado en el robo de coches de alta gama, partió de una pequeña pista, un error de cálculo de uno de los ladrones. Tras robar un BMW X5, las cámaras le captaron repostando en una gasolinera de los alrededores de la capital. No podía imaginar que ese momento sería el principio del fin de la banda.

Según apuntan fuentes de la Policía Nacional, la investigación partió a finales del mes de abril. El propietario del BMW alertó en la Comisaría de la sustracción del vehículo de un garaje de Reyes Católicos. Para acceder al interior clonaron una llave magnética y para robar el coche un descodificador (de ahí el nombre del operativo) con el que apenas le llevó unos minutos arrancar el motor y salir de allí sin levantar apenas sospechas. En un primer momento, el denunciante no supo concretar la fecha exacta, lo que complicó el inicio de las investigaciones. Sí dio un detalle importante: con el combustible del depósito no podría llegar muy lejos.

Una vez cerciorados del día, los agentes de la Policía Judicial comenzaron a repasar las grabaciones de las cámaras de videovigilancia de gasolineras que se encontraban en la A-1, dirección que tenían constatado que había tomado el ladrón (más adelante descubrieron que era uno de los cabecillas de la banda). Tras horas de visionado, localizaron la imagen del BMW y del infractor repostando en una gasolinera muy próxima a la capital. Era una primera imagen que apenas aportaba mucho más que una cara, por lo que aún restaba el trabajo de conseguir sus datos.

Para ello, localizaron otra grabación de horas antes en la que se le veía circulando con otro vehículo que tenía a nombre de una prima segunda. Contaba con antecedentes penales por hechos similares. Una vez cruzados los datos y esclarecido el robo del coche, la Policía Nacional no lo dejó ahí, sino que siguió tirando del hilo porque había sospechas reales de que pudiera ser miembro de un grupo que actuaba en toda España. De hecho, en Burgos habían intentado un robo similar de otro BMW ese mismo día. Comenzó entonces el grueso del operativo.

Desde la Comisaría Provincial solicitaron al Juzgado de Instrucción Número 3 de Burgos la intervención de su teléfono y también acudieron a la brigada especializada en este tipo de delitos en Madrid, quienes facilitaron los últimos avances tecnológicos para agilizar el trabajo de investigación. Poco a poco, comenzaron a encontrarse con que el grupo estaba muy bien organizado y que apenas cometía errores. De hecho, no solían llevar consigo sus teléfonos móviles para no ser geolocalizados. Cada uno de ellos tenía una labor específica, lo que hacía que la estructura de la banda fuera muy férrea.

Fueron miles de horas de vigilancia, escuchas y visionado de imágenes durante algo más de tres meses. El modus operandi, el mismo. Localizaban un coche, lo robaban, lo trasladaban a naves abandonadas de la Comunidad de Madrid, donde los dejaban ‘enfriar’ para confirmar de que no estaban balizados y comenzaban el desmontaje. Las piezas que necesitaban las vendían y del resto se deshacían en desguaces y descampados. El pasado día 19 de septiembre, la Policía practicó 18 detenciones, tres de ellos ingresaron en prisión, y desarticuló la banda.