Levantar cada día la persiana de la ciudad y limpiar las calles, iluminarlas, recoger la basura, mantener los parques y jardines o disponer de un servicio de extinción de incendios, de seguridad ciudadana o de una red de autobuses que comunique cada barrio de la capital tiene un precio. Aunque el Ayuntamiento tiene establecido para buena parte de estos servicios un precio público o el pago de una tasa, el abono por los mismos en ocasiones es nulo y en la inmensa mayoría de los casos insuficiente. Hasta el punto que el déficit generado tras balancear los ingresos y los gastos superó los 52,7 millones de euros en 2020.

Esa es la principal conclusión de la última Memoria Justificativa del Coste y Rendimiento de los Servicios Públicos elaborada por la Intervención General del Consistorio capitalino, en la que cabe mencionar también que no figuran los números del Servicio de Instalaciones Deportivas. Y no suelen ser precisamente de los que dan grandes alegrías ya que su déficit suele rondar los 4 o 5 millones de euros y en un año de pandemia como el analizado, con una caída notable de los ingresos, casi con toda seguridad que incrementó sus pérdidas.

Esto quiere decir que el déficit total de todos los servicios públicos del Ayuntamiento está en realidad seguramente bastante más cerca de los 60 millones que de los casi 53 que figuran en la Memoria de Costes.

(Más información y gráficos, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)