Tren con destino: la Villafría de hace un siglo

H.J.
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Una gran maqueta que será expuesta en la Casa de Cultura de Gamonal recrea el ambicioso y fracasado proyecto ferroviario que se construyó en 1921 a las afueras de la capital burgalesa vinculado a las minas de la sierra de La Demanda

La Fundación VIII Centenario quiere que esta recreación se quede de forma permanente en algún edificio público de la ciudad - Foto: VALDIVIELSO

Santiago Callejo tiene el gusanillo ferroviario metido en el cuerpo desde niño. Recuerda haber trasteado con el Ibertren desde su infancia, pero lo que ahora tiene entre manos no es ningún juego. Es una enorme maqueta de casi 3 metros y medio de larga por metro y medio de ancha y con ella ha logrado recrear el sueño frustrado de una gran estación en Villafría, que trató de salir adelante entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX aunque el proyecto acabó en fiasco. Muy pronto toda la ciudad podrá ver esta obra de arte en una exposición en la Casa de Cultura de Gamonal.

Para entender lo que ha elaborado Callejo, en un trabajo de más de 500 horas a lo largo de los últimos seis meses, hay que remontarse hasta 1897. En ese año se inauguró el ferrocarril Villafría-Monterrubio, una línea de casi 70 kilómetros que, desde las proximidades de Burgos capital, llegaba al corazón de la Sierra de la Demanda, donde las minas de hierro y carbón existentes hacían soñar con grandes posibilidades de explotación.

Esta fue precisamente la línea que abrió una trinchera en la sierra de Atapuerca y gracias a la cual ha sido posible el hallazgo de los primeros homínidos de Europa, pero volvamos al asunto ferroviario que nos ocupa. Tras unos cuantos años de azarosos vaivenes en la propiedad de aquella línea, y con muy pocos viajes en su historial, su situación parecía abocada al abandono definitivo.

Santiago Callejo, su autor, ha empleado más de 500 horas de trabajo durante 6 mesesSantiago Callejo, su autor, ha empleado más de 500 horas de trabajo durante 6 meses - Foto: VALDIVIELSO

Las modestas instalaciones de Villafría, con sus volcadores de vagones sobre las vías de la línea Norte (Madrid-Irún), estaban abandonadas. Aún funcionaba pero con escasa actividad una fábrica de briquetas (pequeños bloques prensados para alimentar las locomotoras de carbón), la vivienda anexa estaba en desuso y "las ovejas eran las únicas asiduas en los terrenos propiedad del ferrocarril", tal y como relata Callejo.

El material móvil descansaba estacionado en Arlanzón, cada vez en peor estado, y todas las instalaciones existentes en esta localidad permanecían cerradas con un vigilante por único operario. Sin embargo, en 1920, todo cambia de repente.

La sociedad Ferrocarriles y Minas de Burgos se hace con la propiedad del ferrocarril, edifica un enorme descargadero de 100 metros de largo con tres silos que, por gravedad, permitían descargar el mineral traído de la sierra sobre los vagones de la Compañía del Norte. "Se instala una desmesurada playa de vías y se inicia la construcción de unos talleres y un depósito de agua para el abastecimiento de locomotoras. Se emiten acciones. Se anuncian a bombo y platillo y se organizan suculentos banquetes para promocionar su compra. La maquinaria política se pone en marcha a una velocidad muy superior a la que la realidad minera aconseja y cientos de obreros trabajan afanosamente en Villafría", prosigue este experto.

La ambición de todo aquello es más que notable. Los nuevos terraplenes hacen necesario demoler la antigua estación y ha de construirse una nueva. Como colofón, en una revisión de la concesión, se obliga a establecer tráfico de viajeros, lo que lleva implícito la construcción de otro edificio y un gran almacén de mercancías para dar servicio a las vías del ferrocarril minero. Y así se llega a la Villafría de 1921.

¿Qué ocurrió entonces? Lo de tantas veces en esta tierra. Tras una actividad tan intensa como efímera, en pocos meses más tarde todo cambiaría. "Los talleres quedan inacabados, los trenes dejan de circular, los operarios desaparecen y las ovejas vuelven a ser las únicas inquilinas de la parcela. Esta vez el abandono será definitivo".

Sostiene Santiago Callejo que "un análisis de estas actuaciones y su contexto hace pensar que formaban parte de un proyecto quimérico planificado con el fin de obtener suculentas ganancias colaterales, pero eso nunca lo sabremos". En definitiva: que unos pocos se aprovecharon del entusiasmo de otros y los pingües beneficios no acabaron reportando nada tangible a la sociedad.

Un golpe de suerte. Con el objetivo de que todo aquello no quede en el olvido, la maqueta recién terminada comenzó a fraguarse cuando "después de mucho tiempo de investigación, un golpe de suerte me permitió a dar con el plano original del proyecto, y con ello, la exactitud en la reproducción ha sido máxima. Edificios, playas de vías, instalaciones ferroviarias y señalización son fieles réplicas de lo que hace exactamente 100 años había en este pueblo cuyo nombre hace honor a sus temperaturas y hoy es ya barrio de Burgos", relata su autor.

Cuidando con esmero el rigor histórico, incluye vagones modificados a partir de modelos comerciales, tanto en la vía métrica como en la de ancho ibérico y una locomotora Schneider Norte número 1604 asegura la tracción del pequeño tren que da vida a la escena en un recorrido punto a punto por las vías de ancho ibérico.

A su alrededor se recrean escenas de los operarios del ferrocarril, de la descarga en los grandes silos de carbón y hasta las huertas que los trabajadores o los vecinos de la localidad podían tener en las inmediaciones para procurar su autoabastecimiento, en un momento en que la mayoría de la población seguía siendo agrícola o ganadera.

Es como una fotografía en tres dimensiones del Burgos de hace un siglo que hará las delicias de los amantes de los trenes o de la historia reciente de la ciudad, cuyo pasado industrial es tan desconocido.

Abierta al público desde mediados de febrero

La maqueta podrá contemplarse en la Casa de Cultura de Gamonal desde mediados febrero hasta principios de mayo, en el marco de una exposición sobre el Burgos de 1921 que organiza la Fundación VIII Centenario de la Catedral. La muestra tendrá una docena de sedes distribuidas por la ciudad y la de Gamonal estará dedicada al mundo de las infraestructuras. Precisamente la ubicación se ha escogido por ser un barrio atravesado por la N-I, cercano a las vías del tren y al viejo aeródromo (ahora aeropuerto). Además de la recreación tridimensional habrá mapas y fotografías para ilustrar cómo era la ciudad hace un siglo.

Desde la Fundación apuntan que "la categoría de la maqueta mercería que se quedase en la ciudad de forma permanente", para lo que ya se está barajando alguna ubicación en un edificio público.