Los extranjeros frenan el éxodo poblacional en la Ribera

Adrián del Campo
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La mayoría de personas que dejan la comarca se van a otra comunidad. Los que llegan suelen hacerlo de otro país o de la provincia de Burgos

Varios vecinos de Aranda, de diferentes procedencias, pasean por las calles centrales de la capital ribereña. - Foto: A. del Campo

La llegada de extranjeros a la Ribera del Duero burgalesa está frenando el éxodo poblacional que sufren la mayoría de regiones rurales de España. Según la estadística de variaciones residenciales del INE, en 2018 (último año con datos disponibles) hubo un total de 2.152 altas en los censos de la comarca, de ellas, casi la mitad, 1.021, las representaron personas procedentes de otros países. Por el contrario, de las 1.816 bajas que hubo en ese año en los padrones de todos los pueblos de la Ribera, solo 576, menos de un tercio del total, las protagonizaron extranjeros. 

De quitar de las cifras del Instituto Nacional las correspondientes a internacionales, el saldo migratorio de la comarca hubiera sido negativo y habría perdido en concepto de variaciones residenciales 110 habitantes. Sin embargo, en términos globales y gracias al empujón de las inmigraciones de otros países, el sur de la provincia ganó en relación al citado movimiento poblacional 336 personas. 

Las estadísticas de variaciones residenciales de 2018 dejan muchos detalles llamativos, como que de los 2.131 nuevos vecinos de la Ribera, la mayoría llegaron directamente del extranjero, 662. Casi los mismos lo hicieron desde la propia provincia de Burgos, 606. Un poco menos fueron los que aterrizaron de otra comunidad autónoma, 535. El menor número de altas lo firmaron los del resto de Castilla y León, que únicamente supusieron 328 empadronamientos. Otro detalle llamativo es que la comarca recibió más mujeres que hombres, 1.099 frente a 1.032.

Respecto a las emigraciones, los ribereños que dejaron la comarca en 2018 lo hicieron principalmente para moverse a otra comunidad autónoma, en concreto fueron 678 personas las que emprendieron este camino. El otro gran destino elegido por los locales fue mucho más cercano, 592  personas se movieron dentro de la propia provincia de Burgos. Menos, 305 vecinos cambiaron la comarca por otra provincia de Castilla y León. Por último, 221 personas eligieron el camino más largo y se marcharon fuera de España. Dentro del total de 2.016  bajas por cambio de residencia que sufrió la Ribera, la mayoría las representaron españoles, 1.220, y solo 576, menos de una tercera parte, extranjeros. Respecto a sexos, 915 mujeres dejaron el sur de Burgos por 881 hombres.

Como es lógico por su mayor padrón municipal, Aranda de Duero concentra la gran mayoría de movimientos dentro de la Ribera. Acumuló más de la mitad de las llegadas y de las salidas con 1.339 altas y 1.142 bajas. La mayor parte de nuevos arandinos procedieron del extranjero, 466, seguidos de los de otras comunidades, 369, de los de la propia provincia, 279, y de los de Castilla y León, 279. Las cifras segregadas de la capital ribereña giran un poco las del resto de la comarca, ya que la segunda procedencia más repetida fue la burgalesa. Respecto a las bajas en Aranda, las mayor parte acabaron en otra comunidad, 513. La diferencia con el siguiente destino es muy notable, solo 245 arandinos se movieron dentro de Burgos, 211 en Castilla y León y 173 al extranjero.

Entre los pueblos de la Ribera, destacan las 61 altas registradas en Pedrosa, 34 del extranjero, o las 45 de Villalba, 27 del mismo territorio burgalés. En cuanto a bajas hay que remarcar las 30 de Fuentespina, 20 no salieron de la provincia, u otras 30 en Castrillo de la Vega, once a otra comunidad. Curioso fue también el caso de Roa, que dejó su saldo migratorio a cero con 84 llegadas y 84 salidas, el destino favorito de los raudenses fue la propia tierra del Cid, 44 la eligieron, y la procedencia que más les benefició la del extranjero, 41 personas. Sobresale también La Cueva de Roa, que con 20 nuevos vecinos, 15 extranjeros, fue el pueblo que más creció porcentualmente.