Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


El Silo (pero el otro)

28/06/2021

Según publicaba este periódico la pasada semana, el Ayuntamiento de Burgos se plantea hacer «algo» con el Silo (de grano) de Capiscol. Ese «algo» puede parecer cosa pequeña o poco concreta pero es mucho más que lo que le ha sucedido al edificio en años, que se ha limitado a languidecer camino de la ruina. Es curioso, porque parece que sobre esta zona específica de la ciudad hubiera caído una maldición azteca que arrastra a la desolación a todo lo que allí se levante, ya sea una antigua instalación agrícola o un futuro centro de salud. Todo queda sumergido en el abismo de la burocracia.

En este caso, la parcela es propiedad mayoritariamente de la Junta, aunque el Ayuntamiento tiene una pequeña parte; el edificio tuvo protección urbanística en su momento, luego se la quitaron; se pensó en tumbarlo, pero nadie pagaba esa ronda; se iban a hacer viviendas y jardines en los terrenos de alrededor, después llegó la crisis... Un clásico en toda regla.

El caso es que, ahora, el consistorio pretende abordar el asunto y decidir, de una vez por todas, si derribarlo o buscarle una utilidad concreta. Y, amigo, es el momento de los que saben ver las oportunidades. Con un edificio así, en muchos sitios se frotarían las manos. En Ciudad del Cabo, por ejemplo, reconvirtieron un silo en un pedazo de museo de arte contemporáneo; en otras ciudades se han transformado en hoteles o centros multiusos. Incluso su ubicación es inmejorable: Burgos crece desde hace años hacía el este, decenas de miles de personas viven a menos de 20 minutos andando; encaja perfectamente para darle una vuelta a Gamonal y arquitectónicamente es un icono que no hay que encargar.

¿Y qué hacer ahí? No hay ni que ponerle nombre, basta con que sea un lugar en el que pasen cosas, convivan personas de distintas edades, se cree comunidad y surjan ideas, como existen en Francia o Inglaterra; tiene sitio para todo. Algunos pensarán que algo así sería carísimo, pero huele a recuperación económica, fondos europeos y es ahora o nunca. Además, no hay que alicatarlo hasta el techo, basta con que esté apañado y, sobre todo, se llene de contenido, no como la antigua Estación. La otra opción, como explicó en estas páginas el anterior alcalde y actual senador, es hacer desaparecer «esa mole que no sirve absolutamente para nada», pero eso mismo dicen algunos respecto al propio Senado, y ahí sigue; no veo porque el Silo tiene que ser menos...

Salud y alegría.