«Tuve todo a favor para seguir con la farmacia de mi madre»

R.N.S.
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Pilar Tomás traspasó su propia botica para empezar la tercera generación del negocio y cumplir una de sus ilusiones en García Echeveste, de la plaza Vega

Pilar Tomás y su madre, Carmen García, con una foto de su abuelo, el fundador de la farmacia. - Foto: Valdivielso

Un gran número de farmacias tiene el relevo generacional como parte de su historia. Carmen García, antigua propietaria de la botica que fundó su padre en los años 30, asegura que «estos traspasos los viven muchos farmacéuticos. Es muy fácil que cualquier hijo escoja esta carrera, ellos ven que se hace un buen trabajo, que la carrera es muy bonita y que tiene numerosas salidas profesionales». En un principio, tras acabar los estudios universitarios, los hijos prefieren especializarse en otras materias relacionadas con este sector pero cuando la edad de jubilación se aproxima se comienzan a plantear en quedarse con el establecimiento.

La gran vocación de Carmen siempre ha sido la docencia, sin embargo tuvo que ponerse al frente del negocio de su progenitor recién graduada y con solo 22 años. A pesar de los inicios tan repentinos tuvo mucha suerte, ya que se rodeó de muy buenos profesionales tanto auxiliares como boticarios. Pero el camino no fue del todo sencillo, como hermana mayor y teniendo a todos su hermanos estudiando tuvo que sacar adelante a su familia. Desde entonces ha compaginado el negocio con alguna colaboración en el colegio farmacéutico, en el consejo autónomo y con la continuada preparación. «Especializarse es fundamental en cualquier profesión», explica Carmen.

En el año 1992 Pilar Tomás, descendiente de Carmen, acabó sus estudios en farmacia. Siendo consciente de que también iba a tener que hacerse cargo de la óptica a parte del proyecto principal, y a pesar de que la optometría no le llamaba mucho la atención, se marchó a Barcelona para poder especializarse. Tras su paso por la ciudad condal se incorporó rápidamente en el local de la plaza Vega. Después de algunos años detrás del mostrador junto a su madre como maestra, se presentó a un examen de oficinas de farmacia, el cual aprobó y pudo cumplir uno de sus grandes sueños: abrir una oficina propia.

Carmen se dio cuenta de que el personal del comercio quería mucho a su hija y deseaban seguir con la empresa. Tener la oportunidad de continuar con la tradición del oficio le hacía mucha ilusión a la actual dueña por lo que no dudó en traspasar su botica de Aranda de Duero y regresar a la capital. «Tuve todo a mi favor para continuar con el negocio», explica la sucesora. Sus primeros años fueron muy buenos, «siempre pensé que no iba a poder llevar los dos oficios al mismo tiempo, pero cuando eres joven aprendes y valoras mucho el trabajo», explica la actual dueña. A Carmen no le hubiera importado que su heredera no continuara con la firma ya que podía seguir los pasos de su abuelo y dedicarse a los laboratorios, o los de su padre y entrar a la farmacia del Ejército del Aire.

Madre e hija han trabajado de forma muy similar por lo que las diferencias generacionales no han sido muy grandes. Carmen es una farmacéutica muy moderna que se ha ido adaptando a los tiempos, ha llevado al local todas las nuevas tecnologías y, además, reformó el antiguo establecimiento de su padre. 

Durante los años que han trabajado las dos juntas no han vivido grandes problemas más allá de los roces diarios que cualquier familia pueda tener. Para que el negocio fluya sin muchos obstáculos «las dos partes de la familia tienen que ser generosas», asegura Carmen. Ambas piensan que «es más fácil si un único hijo se queda con la empresa, porque así se evitan copropiedades que siempre es algo más conflictivo», concluye.

 

HISTORIA

 

La farmacia García Echeveste nació en la década de los años 30 de la mano del padre de Carmen García Echeveste. 

En febrero del año 1960 falleció y Carmen, quien acababa de terminar la carrera de Farmacia, tuvo que volver a Burgos para hacerse cargo del negocio de su padre, a pesar de que su inclinación en aquel momento era la docencia.

Su hija Pilar Tomás una vez terminada la carrera de farmacia y la posterior especialización en óptica, volvió a Burgos para trabajar con su madre. Después de estar unos años de aprendizaje decidió abrir su propia farmacia en Aranda de Duero. La cual a principios de año traspasó para poder volver a Burgos y ponerse al frente de la farmacia de la Plaza Vega que su madre le ha relevado tras casi sesenta años como propietaria.