Cáritas Aranda casi duplica las ayudas en alimentos a hogares

L.N. / Aranda
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Desde la entidad apuntan que cada semana reciben «muchas solicitudes» y que ahora se encuentran «súper saturados». Reparten comida y productos de higiene 2 veces al mes, sobre todo, a inmigrantes

Una persona busca restos de comida en un contenedor situado en la calle San Antonio, en pleno centro de Aranda. - Foto: L.N.

Cada semana, Cáritas Aranda recibe multitud de solicitudes tanto de alimentos como de productos de higiene por parte de personas con recursos limitados. En la entidad aseguran que se hallan «súper saturados» y que aunque las peticiones no paran de crecer, únicamente tienen capacidad económica, de locales y voluntarios para atender a 50 familias. «Hacemos todo lo posible, muchas personas se encuentran en una situación de desesperación», explica María del Carmen Miranda, trabajadora social de Cáritas, mientras detalla que tardan cerca de tres semanas en dar citas. Esta creciente demanda ha llevado a la ONG a prácticamente duplicar el reparto de alimentos y productos básicos de higiene en los últimos tres años. A lo largo de 2022 atendieron a 132 hogares de Aranda frente a los 72 hogares de 2019.   

El principal repunte se produjo en 2020, al elevarse el número de hogares atendidos de 72 a 135. Después, la cifra disminuyó ligeramente hasta 121 durante el año 2021, para volver a remontar en 2022. Pese a que el incremento coincide con los años de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, Miranda lo achaca a «la gran llegada de inmigrantes y el hecho de que no encuentran trabajo de manera tan fácil como antes». Al final, muchos llegan sin permiso de trabajo y tardan unos años en lograrlo, lo que hace que «los primeros meses vivan momentos muy difíciles». Según su experiencia, el grueso procede de Colombia y Honduras y la mayoría no elige España por cuestiones económicas sino por la violencia e inseguridad en sus países. 

Reciben productos no perecederos, como aceite, pasta, arroz, leche o azúcar, dos veces al mes en el local que Cáritas dispone en la calle Santo Domingo. En cualquier caso, más allá de este reparto (en coordinación con Cruz Roja), desde la ONG tratan de aportar «una ayuda más integral» y trabajar con estas personas en talleres y cursos, especialmente de habilidades laborales. «Pero lo cierto es que ahora todo está saturado», lamenta Miranda, por lo que se plantean disminuir la periodicidad, quizá cada mes. «Los recursos son limitados. El año pasado gastamos todo el presupuesto del economato en septiembre. En diciembre, gracias a una feria con Afotur, compensamos una parte», pero tuvieron que recurrir a una ampliación presupuestaria. Ahora, sin que se haya retomado la gran recogida por parte del Banco de Alimentos, el gasto sigue siendo muy importante para Cáritas. «Pero negar una ayuda es muy complicado», dice Miranda. 

En líneas generales, apunta que  quienes recurren a este servicio de la ONG no atraviesan situaciones cronificadas, sino más bien temporales. «La buena noticia es que suelen salir adelante». Asimismo, se involucran en abordar la soledad, así que aparte de ayudarles con alimentos, «hacemos una labor que va más allá, más integradora, porque aunque hay gente que pasa hambre, también es muy duro encontrarse solos», concluye.